lunes, 18 de noviembre de 2013

Pobre Eva

Cuando me lo contó pensé en sus hijos a los que tanto quería. Concebidos por amor pero un amor sin sexualidad, sin descubrir en su cuerpo el repelús de la caricia, el éxtasis del placer enamorado. Pero, ¿se puede estar enamorado prescindiendo de este regalo de la Vida? Y pensé en tantas mujeres que por tabúes sociales, epocales y morales no se conocían a sí mismas en esta dimensión. Y pensé en tantos hombres egoístas y torpes que utilizaban a las mujeres para su rato de complacencia privada y pobre.
Me contó que nunca había sentido deseo. Que a sus casi 70 años no echaba de menos el sexo que había dejado de practicar con un marido al que la próstata le impedía mantener relaciones,  porque nunca había sentido nada, porque él la había utilizado para derramarse sin cuidado ni ternura. El embrutecimiento de unas manos acostumbradas a trabajar duramente que no eran capaz de acariciar, de despertar lo más profundo de sus entrañas. Tres hijos concebidos de esta manera.
Y sentí tristeza porque era muy tarde para todo. Incluso para explicarle que el placer no es malo, que es bendición del cielo, porque todo lo creado es bendición y porque en la unión carnal uno era capaz de sentir la unidad con el resto de la creación y con el Creador. Era tarde para explicarle que su cuerpo estaba lleno de poros con capacidades inimaginables para ella.
Maldita educación que no permitió a las mujeres saberse disponibles de unas capacidades físicas y psicológicas al margen de un hombre que se las hiciera descubrir, de un cuerpo con capacidad para el placer, para sentirse vivas más allá del sacrificio por trabajar y criar unos hijos. Maldita educación y moral añejas que hacían obviar sus cuerpos preciosos y llenos de vida y de sensaciones. Maldita necedad de todos aquellos hombres que sólo usaron sus carnes para satisfacerse y no fueron capaces de llevar al séptimo cielo a las mujeres a las que supuestamente amaban.
La miré con ternura y en ella vi a todas las que desde el principio de los tiempos habían sido "castradas" por cualquier tipo de ablación. Y luego sentí esa admiración de aquel que es ajeno a una virtud superior, porque a pesar de todo esto, la sentía enamorada de su marido, de sus hijos y de su vida, incluso.

Retazos

30 de julio de 1996

Dentro de mí te veo, Señor, allí donde se unen mis miserias y desencantos, allí donde está mi parte más oscura, en mis entresijos menos puros. Allí te encuentro y te alabo, allí somos uno en nuestras soledades. Soy tu mejor sagrario. ¿Cómo andar perdido buscándote, si con sólo calllar mis sentidos ya contemplo tu rostro cómplice?


31 de julio de 1996

Señor, hazme libre de todas las cadenas que me aprisionan, libérame de todo lo que me preocupa. Sólo quiero ser tu siervo, siervo de tu amor. Desnúdame de mis pasiones, aquellas que me impiden moverme y caminar contigo. No quiero volver a atarme a nada de este mundo. Déjame volar por tu cielo.


1 de agosto de 1996

Quiero, Señor, que mi vida sea una continua acción de gracias a tu nombre, mi maestro bueno. Quiero ser un canto de alabanza al Dios que me ha creado y que no me ha descuidado. Me has seducido, Señor, y me dejé seducir. Que mi gratitud sea la llave que abra tu corazón.


2 de agosto de 1996 (Fátima)

Oh Dios, mi alma tiene sed de ti. Te contemplo en el santuario donde veo tu gloria y tu poder. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. A la sombra de tus alas me recreo. Me abrazo a ti con toda mi alma. Tu amor vale más que la vida.


3 de agosto de 1996 (Fátima)

Orar contigo, María, como me enseñaste cuando pequeño. Orar juntos y alabar al que obró en los dos maravillas, descansar en tus brazos y que tu canto me eleve al que te prefirió. No permitas que me aparte de ti como otras veces, pues sin ti, me alma se vuelve fría. María, mi madre buena, enséñame a orar como lo hacías en el cenáculo. Quiero que me conduzcas al que habitó en ti. Que la efusión amorosa del Espíritu que se posó en ti me salpique aunque sea un poco. Aquí, en tu tierra, te pido de nuevo el aceite para mi lámpara. Que tu "sí" resuene en mis oídos para siempre.
Señor, dame fuerzas para superar la prueba de mi vida. Hoy sé que nunca superará mis fuerzas. Señor, que mi vida sea una obra constante para tu gloria. Que olvide mi propio interés y busque siempre el de mis hermanos.

Oh, mi aliento! (Respirando detalles)

Contemplé, absorto, que cada gota de existencia que derramaba en mi historia llevaba impreso el aroma de Dios. Fui testigo inmerecido de como los latidos de mis segundos sonaban al ritmo de la melodía de lo eterno. Y comprendí, no demasiado tarde, cual era la razón de por qué sigues suspirando, mi pequeña vida.

A mi abuela

26 de mayo de 1996 (sobre el 22 de mayo del mismo año)

Te fuiste sin decir palabra en tu sueño de paz. Partiste sin decirme nada cuando yo, distraído en existencia, no me daba cuenta que me dejabas.
Hoy echo de menos tu presencia que ayer quizás, en ocasiones, pasó desapercibida. ¡Cómo te anhelo, mi gaviota maltratada!. Hoy vuelas por horizontes más suaves. Te llevaste parte de mi ser para instalarte del todo en el hueco que dejabas. Ahora vives en mí, en toda tu plenitud, tal como el Creador te hizo. Aunque aún lloro por quererte tan sólo en mi esfera sin pensar que ya eres parte de lo infinito.
Estas noches en las que te lloro son el reflejo del recuerdo de la mayor parte de nuestro convivir juntos. Y siento que te ofrecí poco, cuando tú, como una madre me dabas tu complacencia pidiéndome apenas nada. ¿Cuándo dejaré de verte en tu obra, preciosa, ordenada, metódica y con gusto, casi perfecta? Tardará en desprenderse tu perfume del hogar que compartimos, y todavía no puedo oler el tuyo nuevo.
Esta vez no pude decirte adiós, porque quizás ahora no sean necesarias las despedidas.
Quiero pensar que ya donde estás recogerás el fruto de la tierra que regaste con tus lágrimas y tus sudores y que las arrugas que pintó la dureza de tu camino, se colmarán de la luz radiante  del que ahora es tu sol.
Tan sólo te pido una cosa última que sé que no me negarás. Vela por mí y por los tuyos.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Malditos recortes

Uno es consciente de la realidad cuando la realidad, la que sea, afecta a las circunstancias personales. Mientras, todo es pura ideología. Incluso las luchas más legítimas. Por eso es tan importante vivir la experiencia de la compasión o de la empatía, que suena más “laico” y moderno. O simplemente permitirse vivir este tipo de experiencias vinculantes.
Quitando todo altruismo solidario o compasivo a la mía propia, el otro día tuve la oportunidad de vivir “en mis propias carnes” la experiencia de una urgencia hospitalaria. Con mi débil salud, no era la primera, pero sí fue significativa. En primer lugar tengo que decir, contradiciendo otras opiniones y prejuicios, que el trato del personal sanitario durante esas 12 horas fue estupendo, principalmente el femenino. De la casi decena de personas que en ese intenso día se acercaron a mí al menos 9 fueron bastante agradables, sin olvidar que era un día de fiesta y puente para muchos. Decir también que en una urgencia repleta de gente, la higiene de las instalaciones era notable a poco que uno tratara de fijarse en ella. Por otro lado, teniendo en cuenta la situación de muchos de los enfermos presentes, la aglomeración de los que allí estábamos, la tardanza en la asistencia, etc. el comportamiento de las personas era correcto, quitando el elevado volumen de voz propio de los andaluces que a veces agobiaba y que otras impedía oír la megafonía. Decir incluso que un amigo francés que me acompañaba estaba admirado de los servicios en comparación con lo que me contaba que ocurría en la emergencias de París. Sirva todo esto para perder complejos y evitar prejuicios y frases hechas. Los andaluces somos limpios, el personal sanitario es agradable y dentro de los que cabe, somos hasta pacientes y educados.
Ahora bien… La otra cara de la moneda. He hablado mucho de recortes desde mi posicionamiento ideológico. Ahora la experiencia me “tocó” realmente. En principio me dijeron que, por muy lejos que estuvieran mis familiares o amigos, tardarían menos que la ambulancia en llegar porque ésta tenía “demora”. Así fue. Atravesando desde la otra punta de la ciudad llegaron antes de que llegara la ambulancia. Una vez en la urgencia tuvieron que suplicar a una enfermera que se acercara porque el dolor me tumbaba y debido a la cantidad de enfermos y a la escasa presencia de personal pasó casi una hora hasta que tuve la primera consulta con el médico (insisto, porque rogaron a esta enfermera y yo le lloré un poco para que hiciera algo por mí). Recuerdo en otros tiempos, cuando acompañaba a mi madre en sus múltiples urgencias en tantos años de enfermedad, que existían celadores que ayudaban a los enfermos con las camillas o carritos a acompañarlos a las distintas consultas. En esta ocasión contemplaba extrañado y admirado a la vez cómo los familiares de los pacientes hacían malabares y acrobacias para arrastrar o empujar esas camillas sorteando puertas y pasillos, con alguna oportuna frase de fondo como queja resignada e indignada a la vez “malditos recortes”. Pasaban dos o más horas entre una visita y otra, sin saber si formaba parte de ese lento y denso protocolo o simplemente se habían olvidado de ti. Al final tuve que rogar de nuevo. “¿Qué pasa conmigo que me dijeron que la última prueba estaba lista hace ya dos horas y llevo estoy aquí desde hace 10 horas?”

La amable enfermera, de nuevo tuvo compasión de mí y me pasó a consulta.

lunes, 21 de octubre de 2013

The man from earth

Comencé a ver esta película independiente escrita por Jerome Bixby y dirigida por Richard Schenkman, recomendada por un amigo. Realmente la primera media hora me pareció exquisita. Bajo presupuesto, buenos actores e interpretaciones, una idea original. La película cuenta la historia de John Oldman, un profesor de universidad que asegura ser en realidad un hombre de Cro-Magnon de 14000 años de edad que sobrevive hasta nuestros días. Toda la película está rodada en la misma casa y su porche, prueba de su bajo presupuesto y de su elaboración prácticamente artesanal. Se basa únicamente en la conversación de los personajes para mantener la trama, sin efectos especiales ni escenas de acción. Se trata de un discurso intelectual entre un supuesto hombre de las cavernas y sus actuales colegas de trabajo, en su despedida como docente universitario. En las horas que transcurren, las reacciones de sus amigos científicos son muy variadas y van surgiendo preguntas, cuestiones, revelaciones y reacciones de todo tipo. (Wikipedia)
Una conversación basada en las grandes preguntas de la humanidad, tratadas de manera inteligente, un clima que hace parecer que estás en esa habitación al calor de la chimenea... Sin embargo, a partir de la segunda parte, y a pesar de todo esto, creo, bajo mi humilde entender, que se vuelve marcadamente tendenciosa y pierde toda credibilidad. Debería haberse mantenido en la asepsia necesaria para seguir haciéndola inteligente. Querer hacer a Buda maestro de Jesucristo es un tema denodado y que cae por su propio peso. Por supuesto, la intención es hacer un paralelo entre ambos destacando la supremacía del primero. Por otro lado, si hay algo en lo que se ponen de acuerdo los exegetas es en la conciencia de filiación divina de Jesús, algo que el personaje principal de la película tira por tierra con bastante intención. Los estudiosos coinciden en que si hay una palabra clara pronunciada  por Jesús (ipsísima verba Iesu), es la de "Abbá", referida al Padre. Un vocablo que utilizaban los niños pequeños para llamar cariñosamente a sus padres. A pesar de todo esto, he disfrutado viéndola y por eso os la dejo aquí.

martes, 8 de octubre de 2013

Querido Papá Francisco. 
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, vergüenza es una turbación del ánimo ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena. “Una vergüenza”. Así que es como usted ha calificado la última tragedia en Lampedusa. Y empiezan a salir cifras que hablan de más de 20 mil muertos en los últimos 10 años en los mares que separan a África del primer mundo. Los medios de comunicación se hacen eco de sus palabras y algún que otro político las repite y las hace suyas. Pero ¿realmente sienten vergüenza o no es más que esa pena lastimera y pasajera que durará lo que quieran aquellos que deciden por qué lamentarnos o de qué reírnos?
De nuevo, usted habla con la valentía propia de su carácter y de la indignación evangélica y profética que debería ser común a los cristianos. Y quiero agradecérselo en nombre de los muertos en el mar, los de la semana pasada y de todos los demás, en nombre de sus familiares, porque no van a poder llorarlos teniéndolos delante. Ahora, así, quietecitos en sus ataúdes, se los considera ciudadanos italianos. Y se revuelven políticas, acuerdos, se replantean replantear, remirar, revisar, y salen aquellos que no quieren remover o pretenden endurecer aún más, poner más vallas a este coto privado de caza. Y se reúnen ministros y autoridades. ¿Cuántos muertos tenía que haber para este revuelo? ¿Había un cupo? Pero los muertos, muertos se quedan. Ciudadanos de segunda categoría, negros pobrecitos que despiertan esa lástima efímera.
Pero, volviendo a la definición de vergüenza, ¿realmente hay alguien que haya cometido alguna acción deshonrosa y humillante, alguien que la sienta de verdad? ¿Dónde está realmente la acción deshonrosa? Quizás en hacernos dueños de un jardín que no es nuestro, privatizarlo y ponerle vallas, vallas que matan.
No tengo las soluciones, la única lógica posible es la del pescador emocionado que cuenta que atendió a los a los que han podido salvarse, sabe Dios por qué azar del destino. Al margen de leyes condenatorias de la solidaridad, ¿puede haber algo más vergonzoso que condenar la solidaridad humana?, Sirva el canto de insumisión de ese hombre como único canto posible. “Lo haré y lo volvería a hacer”. Querido Papá Francisco, se está convirtiendo en una de las personas más influyentes del mundo. Siga utilizando la palabra para mover los corazones hacia la compasión, el único remedio para esta sociedad enferma, una palabra que exija que la dignidad humana esté por encima de otros intereses, una palabra que ¿por qué no? invite a la insumisión ante leyes excluyentes que atentan contra lo más sagrado. Siga insistiendo en que la Iglesia abra las puertas, se acerque, camine, se deje de recelos, de capisallos y se ponga el uniforme de los que vienen de la gran tribulación. ¡Hay demasiado espacio "sagrado" deshabitado, desocupado, infrautilizado! ¡También eso es una vergüenza!
Gracias por poner voz a los muertos y a sus familiares. Gracias por ese llanto profundo, el del corazón, más allá de la lágrima fácil y volátil. Quiero llorar también esta noche con usted y con todos aquellos que sienten de verdad rajarse esa fibra común por la humanidad que se pierde en los mares, cementerios sin lápidas, ni nombres, ni rostros. Quiero llorar con las madres que tardarán en saber que sus hijos se ahogaron o se quemaron en su propio sueño porque este mundo no cuenta con ellos, los expulsa, les pone fronteras, les estorba. 
De nuevo me pongo en sus manos, desde mi pequeñez a veces sin rumbo, para dar la mano o un abrazo, para abrir puertas, para llamar a otras que encierran habitaciones vacías para que se abran. Tengo poco que ofrecer pero tengo lo mejor, el eco de aquella llamada que me hizo vibrar un día y que me hizo comprender que en la acogida estaba mi salvación. 
Ojalá que sus vidas, con la sangre de los más admirables mártires, sean semilla de justicia. Creo en ello.

lunes, 30 de septiembre de 2013

2 de diciembre de 1995-                Casa de la Misericordia    

En la oscuridad de la capilla brilla la luz de una manera sobrenatural. Basta para disipar mi tiniebla. Jesús, guía mi puño para que sin mis ojos de fuera, pueda contarte lo que ven mis ojos de dentro. En la nostalgia de la noche se siente tu perfume suave, cautivador. Penetra por mi olfato y se hace sustancia de mis células. Tu misericordia rebosa la oscuridad . Jesús, estás ahí pacificando mi guerra y sólo tu palabra quiebra el silencio envolvente de mi noche. Hazme salir de mí para entrar en ti. Sólo así puedo amarte. Quiero prepararte una cuna para cuando vuelvas a venir; un lecho construido con mi miseria, o quizás, quien sabe, algo más acogedor con lo mejor que hay en mí. Quiero volver a verte niño y cantarte la nana de mis anhelos. Quiero preservarte del frío de diciembre con todo el calor que puedan desprender las fibras de mi corazón. Haz Navidad en mi ser para renovar aquello que hay de viejo y arruinado en él. Cuánto te amo.


21 de enero de 1996            Casa de la Misericordia                    1´55 AM

Con mis manos vacías; con mi miseria formando el charco en el que me revuelco; con mi yo envolviendo mi yo y la parte de tierra que me toca; con mi ser hueco de ilusiones y navegando como sonámbulo dirigido en medio de la noche. Así, quiero hacerme ofrenda. A ti que eres el hálito de mi vida, para que me recojas de lo profundo y hagas de mí el niño al que acunas; para que te introduzcas en mis poros y me llenes de ti.
Mi amor eterno, mi complacencia infinita. Mi deseo, mi anhelo, mi fiel abandonado. Tú, la sangre de mi alma, el puerto de mi vida. No permitas que me esconda en el agujero que me he excavado para luego decir que su oscuridad me asfixia. Déjame de nuevo ser yo-contigo. Tú y yo solos en la conjunción de antes. Quiero respirar con los ojos de aquel niño que te veía en la brisa.
Mi vida, dámela para siempre para morir a mí mismo y nacer contigo en mis hermanos. Jesús, mi buen Jesús. Quiero quemarme en tu presencia para no volver a tener frío.
Préstame de la riqueza de tu misericordia para poder salpicar con ella al que necesita ser perdonado; yo mismo lo seré y volveré a ser el niño aquel que sonreía.


10 de marzo de 1996            Casa de la Misericordia                     3´27AM

Sólo acierto a adivinar tu luz que aun brilla. Y en mis arrebatos locos de tristeza únicamente sé ahondar en mi ciénaga. Pero, ya te digo, aunque sólo sea de reojo, me ha parecido ver tus destellos. Necesito uno de ellos que me fulmine y me transforme en parte de tu esfera luminosa.
Ayúdame, Jesús, a abrazarme a mi cruz con las fuerzas que me has dado.


Cómo haría yo que mi cantar
fuese bálsamo que calmara tus heridas.
Cómo cantar, Jesús, si mi canción puede convertirse en marcha de tu muerte.
Cómo ayudarte a bajar
si antes te empujé a subir.
Tan sólo préstame unas horas
la cruz que te cargué.
Descansa en mi pecado,
en aquél que te condenó;
amigo traicionado.
Olvida mi desprecio de ayer
y piensa que esta noche
sólo canto para ti.
Permite que mi llanto,
que es tan sólo lo que queda,
enjuague tus heridas, alivie tu sufrir.
Déjame ser tu Cirineo
aunque sólo sea un instante.
Ahora quiero demostrarte que aún te amo.
Y duerme, mi amigo, duerme.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

Querido Papa Francisco (3)

Querido Papa Francisco. 
En esta tercera carta voy a ser más breve pero quiero dejar constancia de la emoción que me produce la noticia publicada en el día de hoy en la que se comenta que usted pide que los conventos vacíos se abran a los refugiados e inmigrantes. Emoción porque es algo que conecta con profundos sentimientos internos, con inquietudes, con sueños e incluso con proyectos en mente. Darle de nuevo las gracias por hacer a la Iglesia bajar la mirada a los de abajo. No hay arriba sin abajo, ya lo dejó claro Jesús. Darle las gracias por ponerse al lado de los desplazados, por hacer camino con ellos, por instar a cumplir la única ley válida la del amor al que sufre, concretada en “fui inmigrante y me acogisteis”. (Mt 25, 31-46). Es un escándalo que se estén cayendo edificios de la Iglesia sin uso ni beneficio alguno y que haya centros de refugiados saturados en donde malviven los inmigrantes hacinados. Es inadmisible que haya inmigrantes durmiendo en la calle (que haya personas de cualquier nacionalidad, metemos aquí a los desahuciados de sus casas también) Estos son los signos que se esperan y que no sólo me emocionan a mí. Esto no es ni más ni menos que el hacer volver la mirada donde realmente hay que volverla, esto no es ni más ni menos que “buscar el Reino de Dios y su justicia” y todo lo demás se nos dará por añadidura (Cf. Mt 6, 33). 
Cuando en aquella casa tan grande en la que vivía propiedad de la parroquia que se me encomendó comencé a acoger a personas inmigrantes la mayoría de la gente lo vio con recelo, principalmente la jerarquía. Puedo decirle con sinceridad que no fue meritorio por mi parte. Fue la necesidad de compartir espacio y vida y fue realmente una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido. La acogida es el camino, la mesa común es el reflejo de la del Reino… siempre supe que lo que ellos me aportaban cada día era mucho más que el techo y el pan material que yo pudiera ofrecerles. 
Ahora he perdido credibilidad, pero he llamado tímidamente a alguna puerta para pedir exactamente lo que usted acaba de decir. De momento nadie me hizo caso. Por eso hoy me emociono al leer la noticia. Sé, y de nuevo lo reitero, que es muy difícil que esto le llegue, pero quizás algún día… Cuente conmigo donde sea para un proyecto de ese tipo. Me siento disponible y llamado a abrir puertas y a decir “os estaba esperando, sois necesarios para que pueda seguir viviendo”. Gracias de nuevo.
Fraternalmente 
Juanma

domingo, 1 de septiembre de 2013

Música de la basura

El lado bueno de la cosas

Deliciosa y divertida pelicula con interesantes interpretaciones. Lo mejor, la sabiduría existencial de fondo que a veces aparece en frases sugerentes. Algo pasteloso el final, pero merece la pena.

lunes, 26 de agosto de 2013

La armonía

Antonio COLINAS, Tres tratados de armonía, Tusquets, Barcelona 2010.
(Fragmentos)

La  fuerza más íntima y profunda proviene del amor. Cuando el amor está presente  el ser humano (el hombre) se enciende. Cuando está ausente, se enfría. Y cuando  desaparece por completo, muere. Es necesario comprender que la vida de cada persona se configura conforme a  su capacidad de amar.

Pasamos los años haciéndonos desesperadas preguntas y no sabemos que, a nuestro alrededor, todo son repuestas. Ahogados en un turbión de preguntas no queremos o no sabemos ver las respuestas continuas  que la naturaleza nos da. Rara vez aceptamos el mundo tal como es: como una única y clara respuesta.

Armonía  es la palabra clave. La vida, el mundo es una armonía que nos empeñamos en vivir en desarmonía. Seguir los ciclos, las estaciones, las mutaciones naturales, observar el curso del macrocosmo y del microcosmo y adaptarnos periódicamente  a ellos. Vivir en plenitud; esperar con calma cuando nos asalta algún mal. Evitar en cualquier caso la desarmonía. Esta es la clave del ser.

Las  ramas desnudas del almendro llenas de gorriones. También ellos sueñan las flores, los frutos, bajo el negro chaparrón de noviembre. Los gorriones son ahora los frutos del almendro. Dentro de poco, cuando se haga de noche, los frutos del árbol serán las estrellas. Hasta las cosas más desnudas tienen y dan sus frutos.

Ser, ante los males de todo tipo, lago sereno. Ser, en nuestro avanzar, arroyo claro. A la manera del lago sereno alejar en silencio las ondas que en nosotros provoca cualquier piedra arrojada, cualquier perturbación, y volver a la calma. Avanzar como el arroyo, derramándose en los espacios libres, pero rehuyendo las rocas impenetrables. O desgastarlas suavemente, lentamente.

El noctámbulo ruiseñor, tras cantar en la sombra con los ojos llenos de luna, afronta la luz del alba descansado y dichoso. Su canto, fresco y profundo, aún se remonta por encima del canto del resto de los pájaros, que nada han sabido de la noche. Los pájaros del día solo creen en el mundo que ven. El ruiseñor penetra y penetra la sombra con su canto y de ella extrae (y nos extrae) la otra realidad.

Luego, repentinamente, cuando la cigarra calla, el silencio me invade. Y, en mi interior, este silencio se torna dulce vibración, armonía.

La soledad funde la multiplicidad. La soledad deshace la dualidad. La soledad es la Unidad.


Las tres vías más directas para acceder a la Armónica Unidad: soledad, serenidad, silencio.

sábado, 17 de agosto de 2013

¿Y si nos quedamos sin sacerdotes?

Jesús fue un laico, que vivió y enseñó su mensaje como laico…(José María Castillo).
El cristianismo tiene su origen en Jesús de Nazaret. Pero Jesús no fue sacerdote. Jesús fue un laico, que vivió y enseñó su mensaje como laico. Jesús reunió un grupo de discípulos y nombró doce apóstoles.
Recordemos cómo la Iglesia del primer milenio tuvo un concepto de la vocación sacerdotal muy distinto del que tenemos ahora. Hoy se piensa que la vocación es la “llamada de Dios” para que un cristiano, con la aprobación del obispo, pueda ser ordenado sacerdote. En los primeros diez siglos de la Iglesia, se pensaba que la vocación es la “llamada de la comunidad” para que un cristiano fuese ordenado sacerdote.
Pero ocurre que, en este momento, la escasez de vocaciones es un hecho tan notable que hasta los políticos cristianodemócratas de Alemania han hecho pública una carta en la que piden al episcopado que puedan ser ordenados de sacerdotes hombres casados. Hasta los hombres de la política andan preocupados de lo mal que van las cosas en la Iglesia, entre otros motivos, por la alarmante falta de sacerdotes para atender las necesidades espirituales de los católicos.
Así están las cosas en este momento. Los obispos – ya lo han dicho los alemanes – no están dispuestos a suprimir la ley del celibato. Y menos aún estarían dispuestos a tomar decisiones más radicales en cuanto se refiere al clero, especialmente por lo que respecta a la necesidad de que en la Iglesia haya sacerdotes para administrar los sacramentos. Yo no sé si los obispos van a ceder en este delicado asunto. Y si ceden, cuándo lo harán. Sea lo que sea de todo esto, me parece que ha llegado el momento de afrontar esta pregunta ¿y si llega el día en que nos quedemos prácticamente sin sacerdotes? ¿sería eso el derrumbe total de la Iglesia?
El cristianismo tiene su origen en Jesús de Nazaret. Pero Jesús no fue sacerdote. Jesús fue un laico, que vivió y enseñó su mensaje como laico. Jesús reunió un grupo de discípulos y nombró doce apóstoles. Pero aquel grupo estaba compuesto por hombres y mujeres que iban con él de pueblo en pueblo (Lc 8, 1-3; Mc 15, 40-41). La muerte de Jesús en la cruz no fue un ritual religioso, sino la ejecución civil de un subversivo. Por eso la carta a los hebreos dice que Cristo fue sacerdote. Pero este escrito es el más radicalmente laico de todo el Nuevo Testamento. Porque el sacerdocio de Cristo no fue “ritual”, sino “existencial”.
Es decir, lo que Cristo ofreció, no fue un rito ceremonial en un templo, sino su existencia entera, en el trabajo, en la vida con los demás y sobre todo en la horrible muerte que sufrió. Para los cristianos, no hay más sacerdocio que el de Cristo, que consiste en que cada uno viva para los demás. Ni más ni menos que eso. El sacerdocio cristiano, tal como se vive en la Iglesia, no tiene fundamento bíblico ninguno. Por eso en la Iglesia no tiene que haber hombres “consagrados”. Lo que tiene que haber es hombres y mujeres “ejemplares”. El “sacerdocio santo” y el “sacerdocio real” del que habla la 1ª carta de Pedro (1, 5. 9) es una mera denominación “espiritual” de todos los cristianos.
Además, en todo el Nuevo Testamento jamás se habla de “sacerdotes” en la Iglesia. Es más, está bien demostrado que los autores del Nuevo Testamento, desde san Pablo hasta el Apocalipsis, evitan cuidadosamente aplicar la palabra o el concepto de “sacerdote” a los que presidían en las comunidades que se iban formando. Esta situación se mantuvo hasta el siglo III. O sea, la Iglesia vivió durante casi doscientos años sin sacerdotes. La comunidad celebraba la eucaristía, pero nunca se dice que la presidiera un “sacerdote”. En las comunidades cristianas había responsables o encargados de diversas tareas, pero no se les consideraba hombres “sagrados” o “consagrados”. En el s. III, Tertuliano informa de que cualquier cristiano presidía la eucaristía (“De exhort. cast. VII, 3).
¿Qué pasaría si se acabaran los sacerdotes en la Iglesia? Simplemente que la Iglesia recuperaría, en la práctica, el modelo original que Jesús quiso. Lo que pasaría, por tanto, es que la Iglesia sería más auténtica. Una Iglesia más presente en el pueblo y entre los ciudadanos. Una Iglesia sin clero, sin funcionarios, sin dignidades que dividen y separan. Sólo así retomaríamos el camino que siguió el movimiento de Jesús; un movimiento profético, carismático, secular.
El clericalismo, los hombres sagrados y los consagrados han alejado a la Iglesia del Evangelio y del pueblo. Así lo ve y lo dice la gente. La Iglesia se pensó que, teniendo un clero abundante y con prestigio, sería una Iglesia fuerte, con influencia en la cultura y en la sociedad. Pero a los hechos me remito. Ese modelo de Iglesia se está agotando. No podemos ignorar todo el bien que los sacerdotes y los religiosos han hecho. Y el que siguen haciendo. Pero tampoco podemos olvidar los escándalos y violencias que en la Iglesia se han vivido y de los que el clero, en gran medida, ha sido responsable.
Pero lo peor no es nada de eso. Lo más negativo, que ha dado de sí el modelo clerical de la Iglesia, es que quienes han tenido el “poder sagrado”, se han erigido en los responsables y, de las “comunidades de creyentes”, han hecho “súbditos obedientes”. La Iglesia se ha partido, se ha dividido, unos pocos mandando y los demás obedeciendo. En la Iglesia debe haber, como en toda institución humana, personas encargadas de la gestión de los asuntos, de la coordinación, de la enseñanza del mensaje de Jesús… Pero, una de dos; o Jesús vivió equivocado o los que andamos equivocados somos nosotros.
Por supuesto, el final del clero no se puede improvisar. Probablemente el cambio se va a producir, no por decisiones que vengan de Roma, sino porque la vida y el giro que ha tomado la historia nos van a llevar a eso; a una Iglesia compuesta por comunidades de fieles, conscientes de su responsabilidad, unidos a sus obispos (presididos por el obispo de Roma), respetando los diversos pueblos, naciones y culturas.
Y preocupados sobre todo por hacer visible y patente la memoria de Jesús. Ya son muchas las comunidades que, por todo el mundo, a falta de clérigos, son los laicos los que celebran ellos solos la Eucaristía. Porque son muchos los cristianos que están persuadidos de que la celebración de la Eucaristía no es un privilegio de los sacerdotes, sino un derecho de la comunidad. El proceso está en marcha. Y mi convicción es que nadie lo va a detener. Termino afirmando que, si digo estas cosas, no es porque me importe poco la Iglesia o porque no la quiera ver ni en pintura. Todo lo contrario. Precisamente porque le debo tanto y me importa tanto, por eso, lo que más deseo es que sea fiel a Jesús y al Evangelio.

martes, 13 de agosto de 2013

Intrusos

En este blog se colaron intrusos. Perdonad, pero esto no es una especie de paranoia. Tengo constancia de que hay gente que sin permiso cruzaron los dos lados de la metáfora. Que profanaron el lugar sagrado de mi libertad, que se empeñan, sin yo quererlo, en llamarme por los dos nombres. Por eso ahora convivís aquí aquellos a los que os permití  transitar el puente, junto con aquellos que estáis en el lado de la metáfora y que a través de ella, sin categorías establecidas ni prejuicios, vais descubriendo lo más auténtico de mí mismo, y aquellos que forzaron la ventana y entraron y que miran, vigilan, observan, cuentan... En principio todo esto está coartando el impulso que motivó esta idea. Hay cosas que quisiera contar y que se ven inhibidas por el recelo. Me quedan varias opciones. Anular el blog y hacer uno nuevo. Se perdería mucho de lo que aquí ya hay. Otra es escribir y publicar pensando en esas personas (ganarían su batalla);  y otra es obviar la evidencia, seguir como si nada, "lo perdío al río". Y quien se escandalice que averigüe cual es la piedra que lo hace tropezar. Quien vigile, que cuente, quizás no sabe hacer otras cosas en la vida. ¿Qué opinais? (Aunque tengo la impresión de que ya sólo me leen los que no quiero que me lean)

sábado, 20 de julio de 2013

Antes del atardecer

Deliciosa película. Diálogos geniales, París de fondo, romántica pero no empalagosa. Los temas tratados de una manera inteligente. La actuación de Ethan Hawke, me parece magnífica.

En casa


Puertas que se abren,
y estoy en casa.
Mi gente.
Brazos que envuelven.
Manos que acarician este rostro cansado.
Palabras que cantan, acunan y aquietan.
Miradas que esperan.
Gestos de hogar.
Risas sinceras.
Amigos que secan las lágrimas con su presencia .
Calor que funde penas de hielo,
muros de ausencia,
miedos de piedra.
Descanso,
aún no llegada.
Tú que nos unes.
Y después, al camino de nuevo,
un recuerdo vivo,
indestructible presencia,
más batallas,
heridas nuevas.
Hay otros cansancios,
hay tormentas.
No hay derrota,
porque hay puertas que se abren
y estoy en casa.

(J.M. Olaizola- SJ)

viernes, 19 de julio de 2013

Pobres chicos.

Salvando las distancias, no es del todo desagradable compartir emociones con aquellos que fueron quitados de sus cátedras por ser libres, por expresar lo que vivían y sentían, por tratar de enseñar un Evangelio alumbrado desde la luz de los signos de los tiempos, un Jesús más humano, una Iglesia con los pies en la tierra de los que sufren, de los excluidos, de los preferidos de Dios. También a mí me quitan de mi "cátedra". Experimento ahora esa mezcla de sensaciones de la que tengo que sacar toda la bilis para que lo que quede sea lo bueno de la experiencia vivida, de la libertad añorada, de la coherencia del proyecto de mi vida que sigue construyéndose. Sería muy presuntuoso de mi parte hablar de persecución de la que es mi misma familia, pero es cierto que se repiten síntomas que reconozco: gente que vigila, gente que cuenta, condena, y expulsión por subversivo, por inconveniente, por "peligroso". Pobres chicos y chicas aquellos que estos dos años me hayan escuchado, quizás sus conciencias en formación hayan quedado marcadas. Fuera la ironía, sinceramente me encantaría salir de ésta con la serenidad que busco y que me confirmará que hay que seguir caminando. Vivir reconciliados con los que han perjudicado mi vida laboral es mi reto, entenderlos en sus circunstancias vitales, y quererlos. No me lo propongo como meta, sino como camino que me ayudará a ser más feliz. Quizás mi felicidad sea el crisol que ponga de manifiesto sus verdaderas intenciones, eso puede doler, pero si también están en el camino de despertar mi alegría les ayudará a ello.
La intemperie es cierto que cuesta. Las palabras "proféticas" de aquel que ahora me persigue y me depone siguen estando presentes en mi horizonte. Pero quiero que sepa que me sigo quedando con ella y en ella a pesar de los pesares. Y ya veremos qué pasa.
Desde el dolor, desde la solidaridad con todos aquellos que son maestros y que sí que realmente han sido fastidiados en su magisterio, desde la certeza de que estos son los daños colaterales o directos de querer expresarme desde lo que voy viviendo, con todos vuestros permisos y desde el convencimiento de que puedo estar equivocándome de todas todas, desde la incertidumbre del "ahora qué", "mañana dónde", sigo apostando por ir encontrando mi sitio, buscando mi pequeña ágora, teniendo clara que en mi debilidad absoluta de este momento, Dios se sigue haciendo presente, y que no me queda otra que seguir admitiendo que me sigo sintiendo llamado a ser su testigo.
¿Alguien quiere hacerse compañero de camino?

jueves, 20 de junio de 2013

Creo, adoro, espero, amo.

Casa de la misericordia   7-10-95.     00´15h

Mi Dios, yo creo. Creo que estás aquí, de nuevo en mi soledad. Creo que me amas profundamente como el agua del océano ama y abraza el grano de arena que navega en su infinitud. Creo, Jesús, que permaneces en mi vida y en mi hastío te veo hoy mejor. Creo que estás en mi hermano al que me cuesta ver.
Mi Dios, yo te adoro. No como te adoran los ángeles que te aclaman y glorifican por los siglos, pero sí en mi pequeñez inconstante. Jesús, te adoro en tu presencia eucarística hasta el fin de los tiempos y reclino ante ti mi espíritu en el regocijo de tu presencia divina. Señor, me gustaría hacerlo como el nardo que te perfuma, sin embargo sólo tengo estas rodillas que doblar.
Mi Dios, yo espero. Espero, una vez más, descansar en tu regazo. Espero tu sosiego para mi alma en tinieblas. Tú, mi Pastor bueno. Espero tu sonrisa cómplice en mis profundos desvelos. Espero tu eterno abrazo y poder experimentar tu perpetuo amor. Señor, espero en tu misericordia y que me susurres al oído: "hijo, has vuelto".
Mi Dios, yo te amo. Y hoy ese amor recorre mis fibras una a una alimentando mi sequedad. ¡Cuánto te amo, Señor!. Permíteme experimentarlo en mis hermanos. Te amo, Jesús, con todo lo que soy. Deja que mi existencia sea un palpitar como ocurre esta noche. Deja que muera embriagado en este éxtasis.
Perdón, Jesús, por el que no cree porque no te ha visto en la flor.
Perdón, Jesús, por el que no espera porque perdió el color verde de vista y sólo ve el negro oscuro.
Perdón, Jesús, por el que no te adora porque mil dioses ocuparon su altar.
Perdón, Jesús por el que no te ama porque no se atrevió a mirar en lo profundo de su ser.

sábado, 18 de mayo de 2013

La aventura humana

"La Conciencia, haciéndose consciente de sí misma. Una larga historia de evolución: duerme en los minerales, despierta en la plantas, siente en los animales, y empieza a reconocerse y a amar en los humanos...
Por eso, en ese no-lugar, nos encontramos con todos y con todo:
con Jesús de Nazaret y su proyecto del Reino,
con personas religiosas y no religiosas, creyentes, laicas, agnósticas y ateas:
es la espiritualidad sin apellidos.
Somos seres espirituales viviendo una aventura humana....
El acceso al no lugar de los mil nombres sólo requiere silenciar la mente, dejar de contarse historias mentales.
Y en ese silencio divino, emerge serena la quietud sin límites, la presencia autoluminosa, la mismidad de lo que es, el espíritu y la fuente, Dios mismo... " Enrique Martínez Lozano

viernes, 17 de mayo de 2013

A un extraño

A uno de los inspiradores de este blog. Siempre grande. Antiguo y tan actual. Tan en consonancia con mis más profundas intuiciones y con la que ahora estoy viviendo.

jueves, 16 de mayo de 2013

Lienzo II

14 de Julio de 1995                                                                                  En la aldea del Calabacino.

Me dibujaste en un lienzo un paisaje cautivador en el que el verde era mi color preferido, y yo me introduje en él, quién sabe si para formar parte de su armonía o para ser el intruso que desarmonizara. Sea como sea, ahora intento acaparar con mis sentidos lo mágico del momento, pero sólo me quedo con lo que mi pequeñez me permite y descubro que no puedo cantar la canción de tu obra.
No obstante, intuyo tu misterio en los pequeños rincones de tu creación, en la conjunción de colores y la profundidad de las formas, en la quietud silenciosa de los sonidos, en la transparencia melancólica del agua y observo que simplemente estoy porque lo has querido. Y el orden establecido continúa danzando impasible a mi presencia absorta. Y este trozo de tierra continúa suspirando sin prohibirme mi éxtasis.
Es difícil imaginar que lo modelaste para mí, pues ajena, sigue latiendo en su magnitud. Sin embargo, si callo... descubro sorprendentemente que es tu mano la que me acaricia. La brisa suave me susurra tu nombre, en el agua se refleja tu rostro y en el rayo que atraviesa las sombras del color profundo descubro nuestras soledades. Gracias, pues ha sido mi mejor regalo de cumpleaños.
Me gustaría grabar la imagen en mi alma para de nuevo sumergirme en ella cuando tus lienzos son distintos y recordar en mi hastío que hay lugares donde la tierra y el cielo se unen.

viernes, 3 de mayo de 2013

4 de junio de 1995- Domingo de Pentecostés- 8´00 AM
Casa de la Misericordia

A la luz del fuego, todo es más parsimonioso, más suave, menos irritante. Hoy te veo grande, en tu plenitud y acogedor a pesar de mis abandonos por el sueño. Quiero que el misterio incandescente de esta luz recorra las sombras de mis entresijos. Quiero que tu álito divino vuelva a perturbar todas mis fibras. Haz que tu viento recio tambalee todos mis esquemas y luego sé tú el perfecto arquitecto que me construya.
No quiero quedarme en la ilusión óptica del momento, prefiero que redunde el éxtasis de las circunstancias y que permanezcas en mí para mi eternidad. Tú, el gran desconocido, habita en mí para que sea antorcha viva de tu presencia en el mundo. Ya es hora de que te acepte. Ya está bien de dormirme en mis más o menos imaginarios desatinos.
Quiero ser simplemente la posada que te acoja y en la que gobiernes el rumbo de mi barco que ha estado encallado. Pero esta vez tengo puerto fijo al que dirigirme. Siempre lo vi con su faro inmaculado marcándome un surco en el océano. Pero preferí prescindir de él.
Vuelve a anegar lo resquebrajado de mi corazón que se ha dejado llevar por la sequía del mundo.
Jesús, ¡cuánto te sigo amando! Hoy presencio la conjunción divina en perfecta armonía reinar sobre mí y hacerme aun más pequeño en tanto misterio. Contemplo al Padre Dios en los trinos de las aves. Te paladeo a ti que sigues ahí, imperturbable, imperecedero hasta el fin de los tiempos. Y, por último, me embriaga esta luz cautivadora que abrasa mis frialdades y desborda mis huecos.
Gracias, Dios mío, en tu perfecta unidad, por descender a lo más bajo de mi condición humana.
1 de marzo de 1995- 00´25

Casa de la misericordia.

¿Puede acaso tu misericordia rebosarme? De nuevo quedas crucificado en lo que soy, mientras navego por tu sangre que blanquea mis carnes. ¿Cómo puedo condenarte una vez más a la muerte?

Despreciado, desecho de los hombre, maltratado no abrió la boca... (Is)

Permíteme nadar de nuevo en tu mar y sumergirme en su complacencia. Dibuja con tu dedo en la arena de mi culpa una caricia tierna que me haga sentir de nuevo pequeño entre tus brazos. ¿Por qué me amas tanto, Jesús? Quiero abandonarme en tu voluntad. Me gustaría acompañarte en tus horas de agonía pero ya sabes que de nuevo me quedaré dormido.

sábado, 27 de abril de 2013

Abrazos

Anoché volví a tener la misma sensación, la ciudad me abrazaba. Recuerdo que la otra vez hasta llegué a llorar de emoción (supongo que la cerveza escocesa ayudaría a ello). Intento describir el origen del sentimiento pero me cuesta encontrar palabras. Algo sublime que une lo de arriba con lo de abajo, si es que alguna vez hubo diferencias. La constatación de formar parte de lo que me rodeaba y de que lo que me rodeaba no me era hostil sino amigo. La comunión entre el espíritu, Dios y la gran urbe con sus edificios, sus plazas, la gente que pasaba, la gente que dormía. Como si todo, también yo, fuésemos expresión de un Uno. Nada ajeno, todo familiar, y como si eso fuese la mejor manifestación de la belleza...
Esa sensación de acogida de la ciudad que se repite es un signo más de ese deseo interno de hacer proyecto... Para ese proyecto hacen falta espacios.

miércoles, 24 de abril de 2013

Retazos

De esto también hace muchos años.

Cuando el sentimiento escuece y corta un minuto de mi latido, el tiempo sigue soplando hasta la finitud de mi aurora. Lo siento pequeño en medio de algo más blanco y cegador, pero a la vez veo que se funde en ello entregándosele.
¡Continúa suspirando, mi pequeña vida!

Lienzo

Esto  se lo escribí hace muchos años, casi 20, a una chica en la finca de la aldea del Calabacino. Aquella sierra que me arrancó tantos sentimientos y que fue testigo de tantas confidencias.

En este torbellino de sensaciones y colores, de nuevo me dejo inundar por su éxtasis que me sobrepasa y al que no puedo abarcar por mi pequeñez. Ahí, embriagado de su magia, una vez más absorto, contemplo aquel lienzo magnífico que me pintó el Creador. Hoy soy capaz de escuchar su lenguaje, que en susurro ininteligible hablan las criaturas del bosque, aquellas que a veces adivino en mi subconsciente.
Quisiera con un suspiro transmitirte la magia del instante, pero el papel no entiende de luces y sombras, frescura y olores, sonidos cautivadores que enamoran el alma, reflejos de sol que intento cazar para momentos no tan limpios. La pluma, solo en intento infiel, puede hablarte del verde misterioso y de la profundidad de la roca. Quisiera transmitirte el murmullo de la brisa prendada de amor, sin querer mancillar la pureza blanca de la flor. Me gustaría regalarte la armonía silenciosa de este cuadro, del que formo parte como intruso. Quisiera ofrecerte la melodía suave que en notas románticas canta el arroyo, quien sabe si para mí.
Cierra los ojos y siento el viento que hoy, mi mensajero, te transporta un beso cargado de la esencia de la naturaleza y que baja a los más profundo de tu ser, allí donde el tiempo y el espacio se confunden con los vuelos armoniosos de las libélulas y las risas burlonas de las hadas, allí donde el sueño es tu mundo. Observarás que es posible porque tu savia es la misma que corre bajo mis pies, pues toda ella procede del Gran Árbol.
Si puedes, sé feliz un instante.
Atiende, escucha... quizás las hojas pronuncien nuestros dos nombres. ¿Podría ser que nos admitieran como dos notas más, aunque insignificantes de este bello y acorde canto de alabanza?
Aunque no fuera así, no olvides que hoy necesitaba compartir este lienzo contigo.

domingo, 21 de abril de 2013

Love me or leave me

Hoy hace diez años que se fue. Sigue siendo grande.

lunes, 15 de abril de 2013

 
12 de febrero de 1995- 6´30 AM- Casa de la Misericordia
 
Jesús, esta madrugada te siento triste. Tus ojos humedecidos me traen a la mente el sabor de otras lágrimas. Tu soledad te hace mi cómplice. Observo entre lo nublado tu humanidad misericordiosa.
Jesús, en tu llanto está mi reposo, en tu sufrimiento mi abandono. Volvemos a ser tú y yo en medio del vacío del mundo.
Oh Cristo, bondad infinita, quiero verla también en mi derrota. Deseo que brilles en mi negrura. Acompáñame en mis instantes de hombre...
 
Al Jesús silencioso, desde mi oración silenciosa. Sabiendo que sabes traducir los latidos de mi corazón. Esta noche quiero que ellos sean mi oración, pues, pobre como soy, no tengo otra cosa que darte.
 
 
 
5 de marzo de 1995- 0´15 AM. Casa de la Misericordia
 
La cálida estrella esa me recuerda otras noches menos frías. En tu abrazo Jesús quiero dormirme y que acunes mi alma en tu sosiego... Esta noche sólo puedo amarte, sólo quererte.
Quiero abandonar mi pequeñez en tu regazo. Jesús, sólo me falta ver claramente tu voluntad. Hoy sé que me amas en mi pobreza y en esta noche de cuaresma quiero presentarte mi pecado: el no querer darme cuenta que estás ahí. Perdóname en tu misericordia infinita; Tú el de corazón pobre.
Nunca había contemplado tu ternura de esta manera...
Mañana estoy seguro que reiremos juntos.

sábado, 13 de abril de 2013

Cosas que ojo no vio ni oído oyó.

Inauguro una nueva etiqueta en este sucedáneo de blog. No es un apartado más. Es más, diría que me juego mucho en esto. Me juego ni más ni menos el poner en este balcón lo más profundo de mí mismo, y con ello, mi mayor tesoro. Considerando aquella frase de Jesús de "no echéis vuestras perlas a los cerdos" (Mt 7, 11), teniendo en cuenta que por aquí pasa poca gente, pero sí puede pasar  cualquiera, no sé si esto es uno de mis inoportunos desfases. ¿Qué me mueve a hacerlo entonces? Pues dos cosas: La primera que alguien me comentó el otro día que después de leer mi blog entendía que era una persona que había sufrido mucho (incluso se ofrecía a ayudarme). Transmitir esa imagen me preocupó. Mi vida ha sido un cúmulo de gracia, amor, ternura, compasión..., sobre todo en esta faceta que aquí quiero plasmar. La segunda, después de unos días de reflexión y oración intensos, la intuición de que quizás a alguien pudiera venirle bien leer algunas de estas cosas. Esto constituye mi historia de fe, aquella que Dios ha querido ir haciendo conmigo. Al releer algunas cosas me resultan muchas de ellas algo chocantes, infantiles... teniendo en cuanta que es historia, no quiero minusvalorar ni un ápice de lo vivido porque, aparte de mi literatura en su mayor parte barroca y excesivamente sentimentaloide, la historia no ha dejado de ser historia de amor y de salvación, y yo mismo me acerco a ella con los pies descalzos porque es terreno sagrado. Por eso mi miedo a que alguien lo profane, no por el daño que pudiera hacerme, sino por la profanación en sí... Por otro lado, me ha hecho dudar también el hecho de que esto vaya a convivir con otras "frivolidades". Pero, teniendo en cuenta que con la encarnación lo profano queda sacralizado, el recelo se desvanece. El velo del templo se rasga, por si hay alguna duda que nuestro Dios es Dios en la tierra, Enmanuel. Ya no hay separación, ni velos, la tierra entera queda convertida en ese terreno sagrado para todo aquel que sabe verla. Ojalá que a alguien le mueva algo. Evitaré escritos demasiado privados, que nombren a personas concretas o circunstancias muy personales. Me remitiré a lo puramente relacional. Procuraré hacerlo por orden desde que comencé a escribir, aunque no siempre será fácil porque no he sido muy ordenado y tengo algunos cuadernos por ahí desaparecidos.
Se verá mi evolución, creo que importante, la depuración de mi fe con los riesgos que eso tenga.
¿Sufrimiento? Sí, he sido un sufridor. Pero más que nada pasión. Sobre todo la pasión de un Dios por su hijo. Espero que eso pueda verse. Gozo, liberación, palabra...Principalmente. Como os decía historia de salvación.

14 de enero de 1995- 03 AM. Casa de la misericordia

Amado Dios, postrado ante tu infinita gloria, quiero adorarte eternamente como en esta madrugada y como lo hacen los coros de los ángeles que cantan cada uno el aleluya que forma parte de la canción de tu alabanza.
Jesús, Trinidad eterna, compañero fiel en mis abandonos constantes. Te amo con todas mis fuerzas y en ese amor deseo vivir y morir. Permíteme poder irradiar a la humanidad con el calor de tu aliento. Dame fuerzas para no defraudarte. Hazme ver tu constante opción por mí que pocas veces es correspondida. concédeme la fe que me falta esta noche...
"Velad para no caer en tentación".
Ante ti estoy, nada soy, poco valgo. Tómame en mi entrega vacía. Hoy sólo eso puedo darte. No quiero dormirme en el grito del mundo. No puedo permitir que el llanto de mi hermano sea mi nana de cuna. No puedo dormir mientras el mundo muere y me espera. No puedo tener sueño mientras tú mueres de soledad.
Espíritu Santo, Trinidad eterna, calienta mi tibieza. Enciende tu fuego en mi corazón de enero.

Hoy siento mi oración como una monótona letanía que se pierde en la lejanía de mi desierto. Sin embargo, tú sigues ahí. Y no sólo para mí sino para otra gente que ha desandado su estío. Mi vida sigue dejando escapar sus días como globos de feria. Es más, disfruto al verlos volar.
¿Por qué no te descubro en mi hastío? ¿Por qué no te encuentro en mis agobios? ¿Por qué no te veo en mi mañana inmediato?...
Padre, Trinidad eterna, no puedo seguir caminando si no escapo de mi propio burbuja que refleja únicamente lo que soy. ¿Y qué soy? A veces pienso que una burda imagen de la hipocresía del mundo. ¿Y me atrevo a quejarme de él?
Jesús, ¿dónde está el giro deseado en el rumbo de mi vida?
Empezaré rogándote por los que verdaderamente sufren. Ya está bien de autocompadecerme. ¿Es que mi situación me hace encerrarme cada vez más en el cuarto oscuro de mi egoísmo?...
Jesús, perdóname. Por mi mediocridad. Ten piedad de mí. Por mi hipocresía  Atiéndeme y ten misericordia. No puedo llevarte a los demás si verdaderamente no siento que te tengo...
Jesús, hoy me siento vacío de ti, pero con la seguridad de que estás. ¿Es eso mi fe? De todas maneras, auméntamela. ¡Qué fácil sería si caminara consciente de que vas a mi lado siempre!
Jesús, ¿qué soy? ¿quien quieres de mí? Hoy no lo veo claro. Quizás sea de noche en mi alma. Pero está tu luz.
Simplemente, aquí estoy. De nuevo vuelvo a estar. Pongo mi presencia en tu corazón sagrado pues es lo único que tengo hoy.
Borra mi presunción. Aniquila mi vanagloria. Qué sólo tú luzcas. Qué sólo tú brilles.

miércoles, 3 de abril de 2013

jueves, 21 de marzo de 2013

Querido Papa Francisco

Querido Papa Francisco.
Nunca me hubiera atrevido a escribirle a esta carta si no fuera porque desde que fue elegido algo se movió dentro de mi corazón. Aunque sea cada vez más crítico y reticente a los fenómenos de masas y desde hace años sienta rechazo por la “papolatría” y por ese sentimentalismo acrítico hacia las grandes figuras, no he podido dejar de sentir una emoción inexplicable desde el primer día en que lo eligieron. Cuando digo que algo se movió en mi corazón no me refiero a esa euforia propia de esos días. Lo que siento tiene que ver con algo profundo, muy interior, un pálpito intuitivo que conecta con el lugar donde reside mi esperanza y la de tantos hombres y mujeres.
Quizás debería presentarme, pero teniendo en cuenta que posiblemente nunca lea mi carta, no vamos a perder el tiempo en eso. Simplemente decirle que soy alguien que hoy se atreve a publicar esto por aquí sabiendo que el poner palabras a sentimientos, por un lado quizás me haga conectar con aquellos que sienten algo parecido y por otro me permita sentir esa solidaridad efectiva de aquellos que puedan verse reconocidos en esto. Solamente decirle que hoy en día, por mi trayectoria personal, me encuentro en un impass de búsqueda de un espacio dentro de la Iglesia. Un poco rebotado de formas, estructuras, de lo puramente dado y no cuestionado, tomé la decisión hace un tiempo de situarme fuera de la iglesia de la ley, de la norma, de la Iglesia de las formas que dejan poco resquicio a lo nuevo, a lo de “abajo”, a lo del lugar donde realmente se “cuecen las habas” de la cosas de Dios, de su Espíritu. Me retiré de una iglesia institucional cada vez más excluyente. Y le digo que me retiré de ella porque hace un tiempo que dejé el ejercicio del ministerio ordenado. Le mentiría si no le dijera que lo hice principalmente porque necesitaba vivirme en una integridad personal en la que lo humano, lo afectivo, lo psicológico y lo espiritual estuvieran fundamentados en mi realidad más pura y genuina. Desde ese deseo profundo y esa necesidad, el celibato siempre fue una carga que me hacía daño.
Y profundamente emocionado y siendo consciente de mi osadía, me atrevería a preguntarle: Papa Francisco, ¿qué lugar tenemos las personas como yo en la Iglesia? Siento con la misma fuerza la vocación que Dios en su momento me regaló y que la comunidad, a pesar de mi pobreza y debilidad corroboró. Por ello, mi cuestión ¿qué sitio tendremos en la Iglesia que usted lleva en su corazón (aquella que, como al pobre de Asís, creo que Dios le manda a reconstruir) todos aquellos hombres a los que Dios le encomendó la tarea de ser testigos privilegiados en medio del mundo, pero que a la vez no pudieron prescindir de su necesidad de una afectividad vivida en pareja? ¿Qué pasará con todas aquellas personas con el don la Palabra, de la profecía, del pastoreo, de la cercanía a los más necesitados… que viven en el margen de la institución porque la institución los relegó simplemente porque fueron fieles a sí mismos? Me aparté del ejercicio del ministerio porque disentía de una visión del sacerdocio unida indiscutiblemente a un celibato que en gran medida crea sufrimientos de todo tipo, clandestinidad, frustración… repercutiendo en los que lo sufren directamente y en el resto del Pueblo de Dios. (Y que conste que creo en el celibato y en la castidad como don de Dios reservado a unos cuantos).
Pero, no quisiera centrar mis palabras en “mi problema”. A la vez siento que mi voz pequeña se pierde entre la multitud y la grandeza de corazón que intuyo en usted. ¿Quién soy yo? Sin embargo, en esta locura atrevida e irreal quisiera pedirle que limpie la Iglesia de todo aquello que no nazca de la compasión, (en la misa de inicio de su pontificado habló de ella y del cuidado de la creación y del  que nos debemos unos a otros. Eso conectó con la emoción de mis deseos más profundos, de lo que sentí como vocación); de todo aquello que no nazca de la misericordia, de la ternura entrañable del Dios Padre-Madre, aun a costa de que tenga que prescindir, o simplemente aquilatar, todo aquello que se deriva de lo establecido, de la norma rígida, de lo que tiene que ser porque siempre ha sido. Aléjese de toda visión monocolor de los carismas que Dios le ha dado a la Iglesia, de una visión estática del Magisterio, de una obediencia no dialogada y que no tenga en cuenta las capacidades, y, ¿por qué no? incluso los gustos (también en los gustos habla Dios); dele hueco en la Iglesia a todos los hombres y mujeres tocados de manera especial por el Espíritu y de los que la Iglesia ha prescindido, a los que ha silenciado, apartado por el simple hecho de que no acepten el enrocamiento de unas leyes y normas que son meramente coyunturales de una época y anquilosadas en formas del pasado (algunas de ellas incluso injustas y perversas).
Y, sobre todo, luche por una Iglesia que esté verdaderamente al lado de los empobrecidos y en contra de la injusticia salvaje de un mundo que pone al dinero y a los mercados por delante del ser humano. En esta misa también se ha referido usted a que el auténtico poder está en el servicio. Por ello, le pido que trabaje por esta Iglesia y no por aquella que busca otras clases de poderes. Procure que ésta nunca calle ante las flagrantes injusticias sociales por querer mantenerse al lado de determinados partidos políticos. Abra sus puertas a la mujer en sus órganos de decisión, de reflexión, a los homosexuales que no entienden su vida sin amar y sentir con todo lo que son, a los divorciados que simplemente quisieron salir de una situación donde ya no brotaba la salvación de Dios sino la destrucción de su proyecto de amor. Haga que se recupere la corporeidad (y dentro de ella la sexualidad) como don y regalo y no como maldición o piedra de tropiezo. Así se volverá a ser fiel a la auténtica tradición de las Sagradas Escrituras… Tienda lazos con todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que buscan a Dios desde las más variadas y ricas expresiones religiosas y sobre todo trabaje porque todos hagan un mundo más bello y parecido al sueño de Dios en su creación.
Nunca confié en que la renovación tan necesaria en la Iglesia para recuperar su auténtica vocación de servicio y cercanía viniera desde sus más altas esferas. Pero Dios no atiende a nuestras lógicas e intuiciones y sorprende. Ojalá que esta esperanza que estos días está viviendo tanta gente se haga efectiva en su ministerio; ojalá que aquellos aferrados a la Iglesia del otro poder (perverso y antievangélico) y con los que va a tener que lidiar de cerca, no acallen su voz y sobre todo no cambien su corazón. Desde arriba no se olvide de los de abajo y acérquese cada vez que pueda, aunque tenga que romper protocolos propios de otras instancias ajenas a la misión de buscar aquí el Reino de Dios y su justicia.
Una vez más le pido disculpas por este atrevimiento. He sido capaz de hacerlo con la conciencia de mis propias y muchas incoherencias, pero desde mi búsqueda de aquella verdad que nos haría más libres. Con todos los riesgos a equivocarme presentes pero consciente de que en mis palabras hay un deseo profundo de una Iglesia servidora y consciente también de mi amor por ella, hago públicas estas palabras mal ensartadas. Sé que nunca las leerá pero también sé que los buenos deseos se encuentran y se hacen más grandes y efectivos. Por ello quiero hacerlas oración junto a la de tantos aquellos enamorados de la misión del nazareno, junta a la suya propia. Así, estas palabras, al margen de su pobre manifestación, se harán suplica. Feliz servicio-

lunes, 18 de marzo de 2013

La boda

Interesante cortometraje de Marina Seresesky con un buen reparto y un guión sencillo pero que muestra claramente algunas realidades del mundo que no toca vivir.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Extra Omnes!

"Extra omnes". Palabras realmente significativas que describen simbólicamente la realidad de esta parte de nuestra Iglesia. Fuera todos. Unas imágenes de gran belleza en cuanto a espectáculo sobrio y solemne que no dejan de cautivar si uno no es capaz de hacer un ejercicio real de reflexión. Fuera todos. El profeta Joel hablaba de la inspiración del Espíritu Santo a viejos y jóvenes, a gente del p...ueblo, doncellas y niños. (Joel 2, 28). Siempre pensé que el Espíritu Santo soplaba más desde abajo que desde arriba. Pero qué más da mi interpretación ante acontecimiento tan solemne. Sin embargo, en ese cerrado "cum-clave" faltará tanta gente venida de la gran tribulación de la vida, de los lugares donde realmente se cuecen las habas del Reino... Aquellos/as jóvenes y viejos/as que hablan con la boca de Dios diciendo palabras de aliento donde hace falta decirlas, siendo testigos de la pasión y resurrección de su pueblo. Fuera todos! Fuera las mujeres, auténtica savia de la Iglesia, verdaderas creyentes y discípulas, incansables signos de la ternura de Dios. Fuera todos aquellos que realmente podrían decir qué pastor necesitaría la Iglesia de este siglo que nos toca vivir. Fuera las comunidades de base, auténticos hogares de esperanza para los desplazados a la cuneta. Fuera la gente de la parroquias donde la vida pasa con todo su peso. Fuera los teólogos que piensan la vida iluminada desde la palabra, los científicos, filósofos que piensan la vida...fuera los homosexuales que nunca quisieron renunciar al amor como forma de vida, fuera los divorciados... Aunque me fastidie decirlo, quizás tenga que seguir viendo la acción del Espíritu en los pequeños signos, que como en la brisa de Elías, manifiesten la presencia humilde de Dios. O, quien sabe... Sin cortar su creatividad característica, también sople dentro, pues a Él no hay puerta que se le resista, ni "clave" que le impida entrar, ni maestro de ceremonias litúrgicas que lo eche fuera.

martes, 5 de marzo de 2013

¿Una primavera Vaticana?

Hans Küng. The New York Time

La primavera árabe sacudió toda una serie de regímenes autoritarios. Ahora que ha dimitido el papa Benedicto XVI, ¿será posible que ocurra algo similar en la Iglesia católica, una primavera vaticana?

Por supuesto, el sistema de la Iglesia católica, más que a Túnez o Egipto, se parece a una monarquía absoluta como Arabia Saudí. En ambos casos, no se han hecho auténticas reformas, sino concesiones sin importancia. En ambos casos, se invoca la tradición para oponerse a la reforma. En Arabia Saudí, la tradición solo se remonta a 200 años atrás; en el caso del papado, a 20 siglos.

Ahora bien, ¿es cierta esa tradición? En realidad, la Iglesia vivió durante un milenio sin un papado de tipo monárquico absolutista como el que conocemos.

Fue a partir del siglo XI cuando una “revolución desde arriba”, la “reforma gregoriana” iniciada por el papa Gregorio VII, nos legó las tres características históricas del sistema de Roma: un papado centralista y absolutista, un clericalismo forzoso y la obligación del celibato para los sacerdotes y otros clérigos seglares.

Los esfuerzos de los concilios reformistas del siglo XV, los reformadores del siglo XVI, la Ilustración francesa en los siglos XVII y XVIII y el liberalismo del siglo XIX tuvieron éxito solo en parte. Incluso el Concilio Vaticano II, de 1962 a 1965, a pesar de abordar muchas preocupaciones de los reformadores y los críticos modernos, se vio obstaculizado por la curia, el órgano rector de la Iglesia, y no logró poner en práctica más que parte de los cambios exigidos.

Hoy, la curia, que también es un producto del siglo XI, sigue siendo el principal obstáculo para cualquier reforma de fondo de la Iglesia católica, cualquier acuerdo ecuménico con las demás iglesias cristianas y religiones mundiales y cualquier actitud crítica y constructiva frente al mundo moderno.


No podemos engañarnos con las grandes masas. Detrás de la fachada, la casa está viniéndose abajo

Con los dos últimos papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI, se ha producido un fatal regreso a los viejos hábitos monárquicos de la Iglesia.

En 2005, en una de sus escasas muestras de audacia, Benedicto mantuvo una amigable conversación de cuatro horas conmigo en su residencia de verano, en Castelgandolfo, cerca de Roma. Yo había sido colega suyo en la Universidad de Tubinga y también su crítico más feroz. Durante 22 años, después de que criticara la infalibilidad del Papa y me retirasen la autorización eclesiástica para dar clase, no habíamos tenido el menor contacto privado.

Antes del encuentro, decidimos dejar de lado nuestras diferencias y hablar de temas sobre los que podíamos estar de acuerdo: la relación positiva entre la fe cristiana y la ciencia, el diálogo entre religiones y civilizaciones y el consenso ético entre fes e ideologías.

Para mí, y para todo el mundo católico, la entrevista fue una señal de esperanza. Pero, por desgracia, el pontificado de Benedicto estuvo marcado por crisis y malas decisiones. Logró irritar a las iglesias protestantes, los judíos, los musulmanes, los indios de Latinoamérica, las mujeres, los teólogos reformistas y todos los católicos partidarios de las reformas.

Los mayores escándalos de su papado son conocidos: para empezar, el hecho de que Benedicto reconociera a la archiconservadora Sociedad de San Pío X del arzobispo Marcel Lefebvre, que se opone de manera rotunda al Concilio Vaticano II, y a un personaje que niega el Holocausto, el obispo Richard Williamson.

Luego estuvo la inmensa ola de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes, que el Papa ayudó en gran parte a encubrir cuando era el cardenal Joseph Ratzinger. Y después el caso Vatileaks, que reveló un espantoso número de intrigas, luchas de poder, corrupción y deslices sexuales en la curia, y que parece ser una de las principales razones por las que Benedicto ha decidido abandonar.

Esta primera dimisión de un papa en casi 700 años deja al descubierto la crisis fundamental que se cierne sobre una Iglesia anquilosada. Y ahora, todo el mundo se pregunta: ¿Será posible que el próximo Papa, a pesar de todo, inaugure una nueva primavera para la Iglesia católica? No se pueden ignorar las desesperadas necesidades de la Iglesia. Existe una desastrosa escasez de sacerdotes, en Europa, Latinoamérica y África. Son muchísimas las personas que han dejado la Iglesia o han emprendido una “emigración interna”, sobre todo en los países industrializados. Ha habido una inequívoca pérdida de respeto hacia obispos y sacerdotes, el distanciamiento, en particular, de las mujeres jóvenes, y la incapacidad de incorporar a los jóvenes a la Iglesia.

No debemos dejarnos engañar por el poder mediático de los grandes acontecimientos papales de masas ni por los aplausos enloquecidos de los grupos juveniles católicos. Detrás de la fachada, la casa está viniéndose abajo.


Una encuesta muestra que el 85% de los católicos son partidarios de dejar que los curas se casen

En esta dramática situación, la Iglesia necesita un Papa que no viva desde el punto de vista intelectual en la Edad Media, que no defienda ningún tipo de teología, liturgia ni constitución eclesiástica propias de la época medieval. Necesita un Papa abierto a las preocupaciones de la reforma, a la modernidad. Un Papa que defienda la libertad de la Iglesia en el mundo no solo mediante sermones sino luchando con hechos y palabras por la libertad y los derechos humanos dentro de la Iglesia, por los teólogos, por las mujeres, por todos los católicos que desean decir la verdad abiertamente. Un Papa que no siga obligando a los obispos a obedecer una línea oficial reaccionaria, que ponga en práctica una democracia apropiada dentro de la Iglesia, construida según el modelo del cristianismo primitivo. Un Papa que no se deje influir por ningún otro “Papa en la sombra” del Vaticano como Benedicto y sus leales seguidores.

La procedencia del nuevo Papa no debería ser un factor crucial. El Colegio Cardenalicio debe elegir al mejor, sin más. Por desgracia, desde la época del papa Juan Pablo II, se emplea un cuestionario para hacer que todos los obispos sigan la doctrina oficial de Roma en los asuntos polémicos, un proceso sellado por el voto de obediencia incondicional al Papa. Por eso, hasta ahora, no ha habido disidentes públicos entre los obispos.

Sin embargo, la jerarquía católica ha recibido advertencias sobre la brecha existente entre ella y los seglares en asuntos importantes relacionados con posibles reformas. Una encuesta reciente en Alemania muestra que el 85% de los católicos son partidarios de dejar que los curas se casen, el 79%, de que los divorciados puedan volver a casarse por la Iglesia, y el 75%, de que las mujeres puedan ordenarse. Probablemente, las cifras serían similares en muchos otros países.

¿Será posible que tengamos un cardenal o un obispo que no esté dispuesto a seguir por la misma senda trillada de siempre? ¿Alguien que sepa lo profunda que es la crisis de la Iglesia y conozca vías para salir de ella?

Estas preguntas deben discutirse abiertamente, antes del cónclave y durante él, sin que nadie amordace a los cardenales, como se hizo en 2005 para que se atuvieran a las directrices.

Soy el último teólogo en activo de los que participó en el Concilio Vaticano II (junto con Benedicto) y, como tal, me pregunto si no será posible que haya al comienzo del cónclave, igual que hubo al comienzo del Concilio, un grupo de cardenales valientes que se enfrenten a los miembros más inflexibles de la jerarquía católica y exijan un candidato dispuesto a aventurarse en nuevas direcciones. ¿Tal vez a través de un nuevo concilio reformista o, mejor aún, una asamblea representativa de obispos, sacerdotes y seglares?

Si el próximo cónclave elige a un Papa que vuelva a lo de siempre, la Iglesia nunca experimentará una nueva primavera, sino que caerá en una edad de hielo y correrá el peligro de encogerse hasta convertirse en una secta cada vez más irrelevante.

Hans Küng es catedrático emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga y autor del libro de próxima publicación ¿Puede salvarse la Iglesia?
Traducción del inglés de María Luisa Rodríguez Tapia.
©2013 The New York Times. Distribuido por The New York Times Syndicate.

martes, 8 de enero de 2013

Proyecto sin proyectar

De momento habrá que buscarle un nombre más sugerente al proyecto, aunque podría tener que ver con eso, con la ruta, el camino y un camino andado juntos.
Lo que he intuido hasta ahora:
- La acogida- hospitalidad, por esto de saltarnos leyes y que no se pierda nuestro punto re-evolutivo. Por eso también de que en la acogida se produce el encuentro que agranda el corazón y el hogar.
- Espacios. 1.Espacios para ese encuentro productivo. Oasis en los desiertos de la vida que nos ayuden a descansar y crear estrategias para seguir caminando. Por lo tanto, lugar para el encuentro, lugar para el sosiego, para el silencio, para la meditación.
2. Espacios para la sensibilización, para la denuncia y para la formación.

De momento hasta aquí. Como os decía esto es algo que se hará más grande e interesante en la medida en que lo iluminemos más gente.

¿Te atreves a soñar?

Este va a ser el inicio de algo nuevo. Lo traía en mente desde un tiempito a esta parte y este video como que me pone en línea de salida. Un proyecto ilusionante y vinculante que empiece a darle sabor al 2013. Abierto a todxs vosotrxs. Teniendo en cuenta la actividad y viveza inherente a este blog y la abundante participación de su foro (también cuenta la ironía como punto a su favor) estreno una nueva etiqueta abierta a sugerencias, aportaciones, etc...

Hay una luz

Mejor seguir felicitando. Para que enero no pierda la magia de los buenos deseos que es casi lo que nos queda. También hay que sobrevivir a este mes, con virus incluidos. La canción, para contar con la presencia de buenos cantautores, no es gran cosa. No obstante, quedémonos con lo anterior y con la buena intención. Feliz 2013, nuestro año.


viernes, 4 de enero de 2013

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos: Es la cuarta carta que os escribo.

Seguro que recordáis las tres anteriores:
- En la primera (ECLESALIA, 05/01/10): Os pedíamos una Iglesia que escuchase al pueblo, fuese democrática y dejase de hacer todo a dedo, buscase la verdad con todos, dialogase con la ciencia, fuese antropocéntrica (de hombres y mujeres) y no androcéntrica (solo de hombres), y así valorase por igual a hombres y mujeres en la sociedad y en si misma y por tanto admitiese por igual a hombres que a mujeres para ser curas, obispos, etc., que revisase a fondo la moral sexual, denunciase a las multinacionales y a los políticos corruptos, defendiese la creación, gastase mucho menos en boatos, caminase con los de abajo y no con los de arriba, etc...
- En la segunda (Redes Cristianas 07/05/11): Os pedíamos que pasase la crisis para los pobres y los gobiernos gobernasen para los empobrecidos, y no para los ricos, los banqueros y las multinacionales, que no paguemos todas las culpas siempre los de abajo, sino los de arriba que son los verdaderos culpables de que haya empobrecidos. Os pedíamos que se acabase la carrera de armamentos y los gastos militares (1.4 billones de dólares al año) y ese dinero se dedique a escuelas, hospitales, carreteras, investigación, etc., sobre todo para el Tercer Mundo; que España dejase de ser el séptimo país del mundo exportador de armas. Que el fútbol y otros mitos mediáticos del mercado dejasen de ser el opio del pueblo, y el dinero dejase de ser el dios que todo lo puede y todo lo decide, pero siempre a favor de los de arriba en contra de los de abajo.
- En la tercera (ECLESALIA, 03/01/12) os hablábamos de dos trenes: El de la muerte, con muchos vagones: Que llevase las injusticias, las desigualdades, la corrupción, la crisis, la contaminación, el consumismo, los desahucios, los productores de parados..., los paraísos fiscales, que son paraísos para los ricos y miseria para los pobres, las superjubilaciones de los banqueros (Santander, BBVA, etc.), de la CAM, de Caixa Galicia o del Penedés...; a todos los políticos y jueces corruptos y a quienes los corrompen, que gobiernan y sentencian a favor de los ricos y los banqueros...; a todos los dignatarios eclesiásticos, obispos y clérigos, o de otras religiones, escorados hacia la derecha, es decir, afines a los ricos, al poder, a los privilegios, al favoritismo, a las prebendas, al integrismo religioso y político... Os pedíamos también que llevaseis a todos los pederastas y violadores, incluidos curas y obispos, y a sus encubridores; a todos los militares y policías que defienden a los ricos contra los pobres, aquí y más en el Tercer Mundo; a todos los dictadores, que oprimen, cercenan, encarcelan y matan a los ciudadanos; la discriminación de los inmigrantes por ser mujeres, pobres o negros, a quienes les desmoronamos la vida sumiéndolos en la angustia, el sufrimiento y la desesperación, no dándoles papeles, recluyéndolos y retornándolos a su origen. Os pedíamos que llevaseis los laboratorios multinacionales farmacéuticos, que negocian con la salud y la vida de las personas y animales; los incendiarios, deforestadores del Amazonas, contaminadores de los ríos de Brasil, Guatemala, etc. a todos los misóginos de todas las religiones y filosofías, desde Aristóteles, la Meca o el Vaticano, incluida la teología machista y los lujos del Vaticano, de las catedrales, basílicas e iglesias que ofenden, indignan y sublevan a los pobres y por tanto a Dios y a su enviado Jesucristo. Por el contrario, os hablábamos de otro gran tren, lleno de maravillosas flores, el tren de la vida: Cargado de miles de misioneras y misioneros, de cientos y cientos de miembros auténticos de ONGs, de múltiples grupos de Caritas, de muchos miles de pequeños colaboradores, de innumerables personas que acogen y defienden a inmigrantes, parados, desahuciados, reclusos, drogodependientes, alcohólicos...; de gentes que releen el Evangelio desde la óptica de los oprimidos con fuerza liberadora y comprometida; personas cuyo Dios es el Dios de los humildes, el defensor de los pequeños, el apoyo de los débiles, el refugio de los desvalidos, el salvador de los desesperados (ver Judit 9,11); creyentes en Jesús de Nazaret cuya religión es la misma que Él practicó: "que los ciegos vean (1), los cojos anden, los leprosos (2) queden limpios, los sordos (3) oigan, los muertos vuelvan a vivir (4), y a los pobres les llegue una Buena Noticia" (Ver Evangelio de Mateo 11,4 a 6); personas solidarias que siendo pobres se unen a los pobres para, con la fuerza de la unidad, hacer valer ante los poderosos los derechos de los oprimidos. Todas estas maravillosas flores que llenan los vagones del tren de la vida son la esperanza de la humanidad, el futuro de la vida, la salvaguarda del mañana, la luz que brilla en medio de la noche, el fuego que ahuyenta el frío, el futuro para un mundo mejor, la estrella de Belén que nos señala el camino de la felicidad, y son el faro que nos guiará hasta llegar a ser dignos de desembarcar en el puerto de la Plenitud Final a todos los hombres y a toda la creación.
- En esta cuarta carta (ECLESALIA 04/01/13) es para deciros que estamos un poco, bastante, decepcionados porque: - A la primera carta no nos habéis contestado: no tenías nada que poner, porque la iglesia oficial sigue en sus trece, no solo no cambió nada, sino que cada vez se enroca más en sus posturas integristas, conservadoras, por no decir reaccionarias, obsoleta, dedicada más al asistencialismo que a la lucha por compromiso liberador de los empobrecidos del mundo, desconectada del pueblo, obsesionada con su autoconservación. Seguramente que pedisteis permiso a los suyos para entrar a entregarles la carta, pero como buenos diplomáticos solo entreabrieron la puerta, la cogieron, la leyeron, pero "dieron un rodeo y pasaron de largo": ese no era su camino y por eso la tiraron a la papelera. Vosotros, tristes y decepcionados, disteis la vuelta y marchasteis por otro camino. - La segunda carta, me parece que la perdisteis, porque no solo no hemos notado ningún cambio, sino que todo está peor, muchísimo peor para todos, pero sobre todo para los más pobres: muchos más desahucios, muchos más parados, recortes y más recortes en todo: para enseñanza, sanidad, investigación, empleo público, inmigración, jubilación, servicios sociales, cooperación, judicatura, etc. Tenemos miles de jóvenes marchando al extranjero en busca de trabajo y cientos de miles de personas a diario en lucha por calles y plazas, donde por cierto no estamos los eclesiásticos porque para nosotros no hubo recortes ¿¿??. Por el contrario, aumentó en cientos de millones el dinero para los banqueros (rescate), el IVA para los consumidores, los impuestos para los pequeños ahorradores, la amnistía fiscal para los ricos de paraísos fiscales, el copago para los enfermos; aumentaron los alcaldes, parlamentarios, banqueros y empresarios corruptos... Ni siquiera leyeron la carta. - La tercera carta: estoy seguro que el tren de la muerte iba tan cargado y pesaba tanto que los vagones rompieron, los raíles no aguantaron y el tren descarriló. No fue culpa vuestra, fue culpa de los ricos y poderosos de este mundo que lo cargaron tanto, tanto, de tanta basura de injusticia, de opresión, de explotación, de esclavitud, de abusos, que no pudo con todo. Ahora toda aquella basura está desparramada por todas partes, la vía está cortada. Esa basura fermenta y contamina, todo lo daña. Por ahí no se puede pasar. Esa vía del neoliberalismo capitalista no tiene futuro. En esto os pedimos perdón, porque vosotros no tuvisteis culpa ninguna. - En esta cuarta carta os pedimos que vengáis con un tren inmensamente grande, porque el tren de la vida tiene que estar día a día creciendo, ser más grande, tener más vagones que estén cada vez más llenos, llenos de personas que aumentan su compromiso, que luchan, que abren los ojos, que se manifiestan, que son cada vez más solidarias, que se ponen del lado de los empobrecidos. Necesitamos muchos vagones: - Un vagón que venga bien lleno de políticos, empresarios, banqueros, sindicalistas y trabajadores honrados, leales, honestos, responsables, insobornables, fieles incondicionales a la verdad, comprometidos con el bien común de todos los ciudadanos y especialmente de los más pobres. - Un vagón enorme que traiga millones de llamadas a la fraternidad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, al amor, la paz, la esperanza, la vida. - Uno para las Caritas parroquiales y entidades afines, que les traiga mucha colaboraión, pues están más y más desbordadas de trabajo y peticiones. - Uno para las ONGs, de cerca y de lejos, que trabajan con honestidad, y con la disminución de la Ayuda Oficial al Desarrollo necesitan más personas solidarias que colaboren para echarles una mano y no tener que abandonar sus proyectos de desarrollo con los más pobres de los pobres en el Tercer Mundo. - Uno muy grande y fuerte para los misioneros, misioneras y cooperantes voluntarios que año tras año están al lado de los empobrecidos del tercer mundo, compartiendo en todo su vida, sus necesidades, sus aspiraciones, su luchas, sus riesgos, sus peligros, su explotación, sus amenazas, y con frecuencia su misma muerte. - Uno que traiga para la iglesia un compromiso inquebrantable con los Derechos Humanos hacia el interior de si misma y hacia toda la sociedad, y que denuncie la violación de los mismos donde quiera que se produzca, también y sobre todo dentro de si misma. - Uno que nos lleve a todos los creyentes en Jesús de Nazaret a ir derechos al encuentro con su mensaje en toda su integridad y fuerza liberadora del hombre y la naturaleza, sin componendas, sin casarnos con nadie, siempre fieles a la denuncia profética de de todos aquellos y de todo aquello que consideremos infiel a la dignidad del hombre y a la naturaleza. Es un tren muy grande, pero vosotros tenéis fuerza de sobra para moverlo: a nosotros nos corresponde preparar una gran estación de fortaleza, de lucha, de compromiso, de entrega, para recibirlo y repartir su importantísimo cargamento salvador hasta los últimos confines de la tierra como tu, Jesús, se los pediste a tus discípulos: "Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio que es la Buena Noticia a toda la creación". (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
Amigos Reyes Magos: os esperamos. Un abrazo muy cordial.