lunes, 31 de marzo de 2014

Las manos de Abdulay


Parece alto, pero no he podido verlo de pie. Posiblemente nunca lo vea. Tiene una paraplejia debida a una caída por un terraplén cuando lo perseguía la policía marroquí en el monte Gurugú. Sonríe marcando las cicatrices de su cara como si todo aquello no fuera con él.
Tiene unas manos largas de finos dedos con los que mal aporrea la guitarra y canta una canción maliense que suena dulce. Su piel recobra textura y brillo después de ponerle al aceite de almendras que inu
nda con su olor la habitación del hospital. Y dice que algún día bailará con mi amiga que va a visitarlo cada domingo.
Uno más de tantos que vienen de la gran tribulación de cruzar océanos de arena y de injusticia. Daños colaterales de un sistema que pagamos con nuestra moneda de ignorancia y permisividad. Perseguido por la guardia marroquí, aquella que hace de gendarme de nuestras fronteras, el trabajo sucio silenciado por los nuestros porque alguien tiene que hacerlo y nosotros no podemos porque somos los civilizados. Los de la gran civilización que paga por pegar y por alambres y espinas y devoluciones al desierto y violaciones y palizas y torturas en los calabozos y terraplenes en el monte Gurugú.
Abdulay, con nombre,  con rostro y con historia. Y con heridas algunas irreversibles. Quién contará tu drama, quien defenderá tu vida, tus sueños y tus piernas. Quien gritará por ti esa canción que se ahoga en tu garganta.
Alguien devoto del Rocío te enseña la sevillana que suena en tus labios como poema que te narra, que cuenta tu historia. Los curiosos juegos de la vida:

Con la manga de mi camisa seco el sudor de mi frente
Seco el sudor de mi frente, 
Y sacudo las alpargatas de las arenas calientes, 
Y a cualquiera le dejo la manta pa que se tape o se acueste.


Camino, esfuerzo, dolor, horizonte, miradas dejadas, vista adelante, pies, desierto, calor y frío, camino, mano tendida, brazo en el hombro, caída, hermano, camino…

Adónde van los sueños truncados, cercenados de raíz. Quién bailará tu música a partir de hoy. Qué piel acariciarás con tus manos. Qué manos acariciarán las tuyas.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Aquel no era yo -

Magnífico cortometraje español nominado a los Oscar donde se ve con tremendo realismo el drama de los niños soldados.







Esos asesinos



Si la revolución o la lucha se hacen desde la no violencia, desde la resistencia pasiva y lenta, desde la palabra constante y no callada, desde el levantar las manos vacías ante los que ostentan las armas de la violencia institucional… será una revolución que brillará con el aura de lo más digno del ser humano. Así, ha habido unas cuantas a lo largo del tiempo. Soy de los que me apunto a esta suerte de luchas, pues el triunfo es más glorioso.
Eso no quita que reconozca que no son la mayoría y que también en buena parte de las conquistas en favor del ser humano y su dignidad ha habido grandes batallas cruentas.
Hecha esta introducción quería pararme en los hechos ocurridos en la noche del pasado 22 de marzo en la Marchas de la Dignidad. Sin volver a entrar en el debate que le daría de nuevo la razón a los que buscan razones para deslegitimarla y quieren centrar el meollo de la cuestión en la actuación de estos mil o mil y pico de violentos, me gustaría hacer esta breve reflexión sobre la consideración de los mismos. Ya había pensado sobre ello, pero fue al hilo de un comentario de alguien en las redes sociales al calificarlos de asesinos, cuando quise compartir mi reflexión.
Pensaba que, seguramente, si algunos de los chavales con los que trabajé en los barrios de exclusión social en mis años en Sevilla o de mis actuales alumnos de Pcpi hubieran estado en Madrid y hubieran ido a esas marchas, serían de los que arrojaran adoquines y palos a la policía, destrozaran sucursales y quemaran contenedores. Y me preguntaba qué sentía cuando a este tipo de chavales se les llamaba asesinos; si realmente el ser humano, algunos seres humanos nacen siendo violentos. Sentía que no me agradaba introducirlos en esta categoría que pretendemos hacer ontológica desde una posición simplista y poco reflexiva.
Seguramente los mil y pico que destrozaron las calles de Madrid y la cabeza de algún policía eran jóvenes de barrios periféricos de Madrid. Hijos de la gran tribulación de una sociedad que necesita tener barrios de este tipo para que haya otros donde vivan los beneficiados del sistema. Con familias desectruturadas por el imperio de la exclusión, del paro, de las drogas, renegados y hastiados ya de todo a sus escasos años. Descubro día a día el desencanto de este tipo de jóvenes que son estigmatizados desde que nacen. Estigmatizados por la propia lacra de su circunstancia vital y, estigmatizados por el sistema que los ve a ellos mismos como esa lacra, sin darse cuenta que son los efectos colaterales de este mecanismo injusto. Carne de cañón para ideologías radicales de uno u otro lado.
Si de entrada a la gente las metemos en categorías cerradas nunca podremos pasar de esa posición simple que no descubre más allá de los propios planteamientos y a ellos nunca les permitiremos salir de ahí. ¿Es alguien violento por antonomasia o se hace violento? ¿Por qué alguien cae en estas formas salvajes de expresión? La forma de canalizar la ira, el descontento, la indignación, la “amargaera”, como ellos lo llaman, encuentra los cauces psicológicos que cada uno tenga a la mano.
Observo a menudo el estado de angustia existencial en el que viven algunos de mis alumnos con 16 o 17 años. Y es que, a esa corta edad, poca gente les ha descubierto que la cuestión del sentido de su vida puede ser resuelta. Los estallidos de violencia de las calles de París de hace unos años y de Londres hace algunos menos, no obedece más que este mismo mecanismo. La cuestión de la existencia humana queda cerrada en ambientes que lo único que ofrecen es el mismo círculo vicioso de marginación, de falta de respuestas de horizonte, en una edad en la que el horizonte es la pauta para seguir viviendo.
Nuestra mirada compasiva debe abarcar también a los “violentos” a los “salvajes”. Y esto no es "buenismo", sino ampliar nuestra capacidad de comprensión. Para eso tendremos que pararnos y ver más allá.
Y esto no pretende justificar nada.

domingo, 23 de marzo de 2014

Otra Sevilla

Hoy, una vez más, he paseado por Sevilla. Creo que no soy una persona chovinista pero tengo muchas veces la sensación de que de la ciudad emerge una energía especial. Imaginaros con la luz de una tarde de primavera como la de hoy, el olor del azahar explotando y todos los tópicos que queráis ir añadiendo pero que no dejan de llenarla de belleza por mucho que se repitan.
He tenido esa sensación mientras la pateaba, sobre todo al cruzar el puente de Triana, pero a la vez el sentimiento de que algunos de esos tópicos, sobre todo los culturales-festivos-religiosos, me cansaban, de que esa salsa ya me empachaba un poco. El sevillanismo o la sevillanía: los trajes de chaqueta por ser… un-domingo-de-cuaresma-de-cultos-de-semana-santa, la manera característica y repetida de vestir de muchos sevillanos y que sólo he encontrado en esta ciudad, la Sevilla de charanga y pandereta, de toros, de corpus, de albero en el ruedo, en la feria y en los pantalones, de patillas, castellanos, ojos vidriosos ante el Cristo puesto de la misma manera que el año pasado y que hace 30 años, la gomina y el escudito de la hermandad en la solapa… O me estoy volviendo viejo y demasiado cascarrabias o quizás todo esto se me quede pequeño ya.
No quiero presentarme como alguien por encima de todo esto, ni mejor que las personas que siguen emocionándose con las mismas cosas año tras año. Ciertamente que no. Pero tanto “tipiquismo” ¿no hace que nuestra ciudad se consuma en un barroquismo cerrado que le pinta una imagen en el exterior de hortera? Como últimamente me muevo algo por ahí, he ido percatándome de la opinión que tiene el resto de Andalucía y de España sobre los sevillanos. Y no me agrada escucharlo. Seguramente somos tan etnocéntricos que diremos que eso es la envidia. Pero ¿somos tan abiertos como presumimos? ¿Se da esa apertura a lo nuevo, a las actuales tendencias en lo cultural, en la manera de relacionarse, de entender el mundo, de vestir, de inventar…? Cuando estoy en Madrid o Barcelona me digo, “cuánto nos queda a los sevillanos” y no porque todo lo que se viva en la gran urbe sea bueno. Sevilla está llena de ventajas que ya quisieran otras ciudades (su propia belleza por sí sola, su comodidad para moverse, la identidad de alguno de sus barrios…) Me refiero sobre todo a la posibilidad de ser cosmopolita y moderna sin perder su identidad esencial. ¿Es posible eso?
No quiero caer en lo que critico tantas veces y generalizar. Hay gente que sin dejar de admirar la belleza de los parámetros culturales más identitarios, están abiertos a otras formas, crean, inventan, innovan, y piensan y sueñan con otra ciudad mejor posible, otro mundo, otra manera de ver la realidad, otros prismas para esto.
En medio de tanta sevillanía, me quedo con la imagen de esta foto. En medio del barrio de Triana, en la calle Pureza, en una preciosa casa sevillana. Otra Sevilla. Ojalá.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Ceuta y la nueva esclavitud

De Luis León Barreto  La Povincia- Diario de las Palmas   26-2-14

Desde los satélites, África apenas se ve de noche si la comparamos con EE UU, Europa, las ciudades chinas o indias. No es que no haya gente en ese continente, habitado por más de mil millones de seres, pero los espacios están en penumbra. Pues la luz delata desde el espacio las áreas del desarrollo, la luz delata prosperidad. Y hablando de prosperidad, la Europa más rica tiene un problema, pero desde el principio ese problema fue transferido por razones de fatalidad geográfica a Canarias, Ceuta, Melilla y Lampedusa (Italia): las fronteras que separan la miseria de la posibilidad de comer, las fronteras con mayor desigualdad social del planeta, el eterno Sur y el eterno Norte. Por esa desigualdad tantas personas se ponen en pie para cruzar los desiertos y someterse a las mafias, aunque les vaya la vida en el empeño.
Cuando en un televisor subsahariano contemplan la publicidad de mil colores, los desesperados se echan al mar ignorando que aquí también hay pobreza, que los europeos también emigran al Norte alemán, escandinavo o inglés. Luego, la U.E. mira para otra parte y confiere la represión exclusivamente a quienes fueron condenados a guardar las puertas del edén, los seguritas del continente. Y así les va, inútil pedirles a los centroeuropeos o a los finlandeses que les ayuden a hacerse cargo de la que se les viene encima. ¿Acaso Europa no es otra cosa que una poderosa red de intereses económicos?
Nos hemos escandalizado con los muertos de Ceuta sin querer acordarnos de que episodios similares se han dado cien veces, y se repetirán otras tantas. El ministro del Interior explicó en el Congreso que «el grupo de inmigrantes, compuesto de forma mayoritaria por jóvenes de complexión atlética, mostraba una inusitada actitud violenta, agrediendo continuamente con palos y piedras al personal del Ejército marroquí que trataba de contenerlos». Qué florido argumento, qué simplicidad acusar a los inmigrantes de ser fornidos atletas y concluir que el problema se soluciona con mucha Guardia Civil y disparando balas de goma. ¿Quién es responsable de estas víctimas?
Estima la Unesco que pasarán 150 años antes de que África pueda alimentar a sus ciudadanos. Y en medio de guerras tribales alentadas por los antiguos colonizadores el hambre expulsa a los mejores, esos que invierten el ahorro familiar para huir. No es algo nuevo: siendo carne de cañón durante siglos, los africanos aportaron a occidente su sangre, sus recursos y su labor. Con la esclavitud creció Estados Unidos, con ella Inglaterra impulsó su Revolución Industrial, sin olvidar que España también fue punto de apoyo en ese comercio,y apellidos españoles participaron en el festín de la compraventa de humanos. África exprimida por las potencias coloniales: en 1879 le regalaron el Congo al rey de Bélgica y Francia, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Portugal ocuparon territorios. A España le tocaron migajas: la parte más pobre de Marruecos, el Sáhara Occidental y Guinea.
¿Tendrá África la paciencia que recomienda la Unesco para poder alcanzar la dignidad? Lo dudo. Habría que conseguir que la juventud nativa pueda realizarse en sus propios países, pero eso exige grandes inversiones en educación, en crear oportunidades de trabajo. La nueva esclavitud se pone en marcha cada mañana.Si llegan con vida, estos seres vivirán hacinados, serán mano de obra ilegal para empresarios sin escrúpulos, algunos caerán en la delincuencia, sobrevivirán difícilmente. Aun sabiéndolo, preferirán venir.
Occidente no solo extrae cuantiosos recursos :petróleo, gas, uranio, madera, caucho, marfil, oro o diamantes ; sino que continúa destruyendo economías que fueron autosuficientes. En los procesos de independencia impuso fronteras artificiales, fraccionando comunidades ancestrales. Así estallan conflictos y hambrunas, campos de refugiados, epidemias y sequías. Pues la emancipación de las colonias del continente, a mediados del siglo pasado, en realidad avivó los conflictos, incentivó la penetración de las multinacionales, asentó los mecanismos crediticios que compran el alma a pueblos enteros y asentó una nueva tiranía.
 Europeos y norteamericanos alentaron a dictadores y políticos corruptos para aplastar a los dirigentes comprometidos con las causas populares. Poco importa la moralidad y el respeto por los derechos humanos mientras las arcas estén abastecidas, a los enfrentamientos fratricidas les suceden dictaduras sangrientas y golpes militares.
Otro factor que distorsiona es la incursión de «fuerzas pacificadoras» que suelen intervenir para proteger los intereses de las corporaciones occidentales y sus aliados locales. Estos intereses engendran una corrupción generalizada en todas las esferas del poder y el poder se apropia de las ayudas humanitarias enviadas por organismos vinculados a Naciones Unidas, y gobiernos europeos. Medicinas, alimentos, donaciones enteras no llegan a sus destinatarios ,sino que aparecen en los mercados callejeros.

lunes, 10 de marzo de 2014

Retazos

31 de julio de 1996

Señor, hazme libre de todas las cadenas que me aprisionan. Libérame de todo lo que me preocupa; sólo quiero ser siervo tuyo, siervo de tu amor. Desnúdame de mis pasiones que me impiden moverme y caminar contigo. No quiero volverme a atar a nada de este mundo. Déjame volar por tu cielo.


1 de agosto de 1996

Quiero, Señor, que mi vida sea una continua acción de gracias a ti, mi Maestro Bueno. Quiero ser un canto de alabanza al Dios que me ha creado y que no me ha descuidado. Me has seducido, Señor, y me dejé seducir. Que mi gratitud sea la llave que abra tu corazón.


3 de Agosto de 1996 (Fátima).

Orar contigo, María, como me enseñaste cuando pequeño. Orar juntos y alabar al que obró en los dos maravillas; descansar en tus brazos y que tu canto me eleve al que te prefirió. No permitas que me aparte de ti como otras veces, pues sin ti mi alma se vuelve fría. María, mi Madre Buena, enséñame a orar como lo hacías en el Cenáculo. Quiero que me conduzcas al que habitó en ti. Que la efusión amorosa del Espíritu que se posó en ti  me salpique, tan sólo un poco. Aquí, en tu tierra, te pido de nuevo el aceite de mi lámpara. Que tu "sí" resuene en mis oídos para siempre.

Señor, dame fuerzas para superar la prueba de mi vida. Hoy sé que nunca estará por encima de mis fuerzas. Señor, que mi vida sea una obra constante para tu gloria. Que olvide mi propio interés y busque siempre el de mis hermanos.


5 de agosto de 1996 (Fátima)

Señor, no permitas que olvide nunca tu presencia en la Eucaristía. Quiero sentir siempre tu aliento rozando mi alma. Que la rutina no contagie nuestra unión amorosa. Siempre tú y yo, Señor. Que cada vez que te reciba sea un nuevo abrazo de nuestras dos soledades. Te amo, mi Dios.

6 de agosto de 1996

Hoy te he visto, Señor, desfallecer de nuevo por el peso de mi dolor. Tu amor me estremece mis fibras más íntimas. Has cargado de nuevo con el sufrimiento de mi humanidad y has caminado al monte de la purificación. Me siento liberado, mi Dios, pero ¿cómo puedo verte morir por mí sin que se me escape una lágrima? Déjame tan sólo acompañarte y, quizás, por el sendero, a ratos, pueda ser tu cirineo.


7 de agosto de 1996

Amar sin medida. Navegar, abandonarme en tu Espíritu para impregnarme de tu amor. Sólo así es posible. Sólo en tu amor, mi Dios, podré amar. Amar sin límites; tan sólo eso.