viernes, 11 de diciembre de 2015

Noria

En la noria de tus brazos doy vueltas y más vueltas perdiendo tierra, paso y norte, perdiéndome en un vaivén sin control de lo que es, sin más.
En los recovecos de tu pecho recupero el equilibrio, descanso, llego y me quedo, encuentro mi hogar, mi patria, el paraíso perdido. Tu piel es tierra fértil, perfumada de sí misma, donde siembro mi huellas, mis sueños, mi delirio derramado.
Tu respiración dormida, intensa y serena en mi nuca señalan el punto cumbre y cúspide del aquí y el ahora, en donde todo lo demás desaparece. Todo se concentra en la constelación que forman mi cuello y tu aire.
Nuestros meñiques se funden también en ese punto donde se condensa la vida-
Te hago hueco para que te poses, y vibres si quieres y dances para después dormirte de nuevo, así tan cerca, sin miedos ni centímetros que separen. Me hago cuna para que sueñes que me amas.
Y luego te sigo mirando de perfil y de soslayo, de pasada y de frente, cuando sales de la ducha y cruzas fugaz, cuando no estás, cuando regresas. Cuando regreses.