sábado, 18 de mayo de 2013

La aventura humana

"La Conciencia, haciéndose consciente de sí misma. Una larga historia de evolución: duerme en los minerales, despierta en la plantas, siente en los animales, y empieza a reconocerse y a amar en los humanos...
Por eso, en ese no-lugar, nos encontramos con todos y con todo:
con Jesús de Nazaret y su proyecto del Reino,
con personas religiosas y no religiosas, creyentes, laicas, agnósticas y ateas:
es la espiritualidad sin apellidos.
Somos seres espirituales viviendo una aventura humana....
El acceso al no lugar de los mil nombres sólo requiere silenciar la mente, dejar de contarse historias mentales.
Y en ese silencio divino, emerge serena la quietud sin límites, la presencia autoluminosa, la mismidad de lo que es, el espíritu y la fuente, Dios mismo... " Enrique Martínez Lozano

viernes, 17 de mayo de 2013

A un extraño

A uno de los inspiradores de este blog. Siempre grande. Antiguo y tan actual. Tan en consonancia con mis más profundas intuiciones y con la que ahora estoy viviendo.

jueves, 16 de mayo de 2013

Lienzo II

14 de Julio de 1995                                                                                  En la aldea del Calabacino.

Me dibujaste en un lienzo un paisaje cautivador en el que el verde era mi color preferido, y yo me introduje en él, quién sabe si para formar parte de su armonía o para ser el intruso que desarmonizara. Sea como sea, ahora intento acaparar con mis sentidos lo mágico del momento, pero sólo me quedo con lo que mi pequeñez me permite y descubro que no puedo cantar la canción de tu obra.
No obstante, intuyo tu misterio en los pequeños rincones de tu creación, en la conjunción de colores y la profundidad de las formas, en la quietud silenciosa de los sonidos, en la transparencia melancólica del agua y observo que simplemente estoy porque lo has querido. Y el orden establecido continúa danzando impasible a mi presencia absorta. Y este trozo de tierra continúa suspirando sin prohibirme mi éxtasis.
Es difícil imaginar que lo modelaste para mí, pues ajena, sigue latiendo en su magnitud. Sin embargo, si callo... descubro sorprendentemente que es tu mano la que me acaricia. La brisa suave me susurra tu nombre, en el agua se refleja tu rostro y en el rayo que atraviesa las sombras del color profundo descubro nuestras soledades. Gracias, pues ha sido mi mejor regalo de cumpleaños.
Me gustaría grabar la imagen en mi alma para de nuevo sumergirme en ella cuando tus lienzos son distintos y recordar en mi hastío que hay lugares donde la tierra y el cielo se unen.

viernes, 3 de mayo de 2013

4 de junio de 1995- Domingo de Pentecostés- 8´00 AM
Casa de la Misericordia

A la luz del fuego, todo es más parsimonioso, más suave, menos irritante. Hoy te veo grande, en tu plenitud y acogedor a pesar de mis abandonos por el sueño. Quiero que el misterio incandescente de esta luz recorra las sombras de mis entresijos. Quiero que tu álito divino vuelva a perturbar todas mis fibras. Haz que tu viento recio tambalee todos mis esquemas y luego sé tú el perfecto arquitecto que me construya.
No quiero quedarme en la ilusión óptica del momento, prefiero que redunde el éxtasis de las circunstancias y que permanezcas en mí para mi eternidad. Tú, el gran desconocido, habita en mí para que sea antorcha viva de tu presencia en el mundo. Ya es hora de que te acepte. Ya está bien de dormirme en mis más o menos imaginarios desatinos.
Quiero ser simplemente la posada que te acoja y en la que gobiernes el rumbo de mi barco que ha estado encallado. Pero esta vez tengo puerto fijo al que dirigirme. Siempre lo vi con su faro inmaculado marcándome un surco en el océano. Pero preferí prescindir de él.
Vuelve a anegar lo resquebrajado de mi corazón que se ha dejado llevar por la sequía del mundo.
Jesús, ¡cuánto te sigo amando! Hoy presencio la conjunción divina en perfecta armonía reinar sobre mí y hacerme aun más pequeño en tanto misterio. Contemplo al Padre Dios en los trinos de las aves. Te paladeo a ti que sigues ahí, imperturbable, imperecedero hasta el fin de los tiempos. Y, por último, me embriaga esta luz cautivadora que abrasa mis frialdades y desborda mis huecos.
Gracias, Dios mío, en tu perfecta unidad, por descender a lo más bajo de mi condición humana.
1 de marzo de 1995- 00´25

Casa de la misericordia.

¿Puede acaso tu misericordia rebosarme? De nuevo quedas crucificado en lo que soy, mientras navego por tu sangre que blanquea mis carnes. ¿Cómo puedo condenarte una vez más a la muerte?

Despreciado, desecho de los hombre, maltratado no abrió la boca... (Is)

Permíteme nadar de nuevo en tu mar y sumergirme en su complacencia. Dibuja con tu dedo en la arena de mi culpa una caricia tierna que me haga sentir de nuevo pequeño entre tus brazos. ¿Por qué me amas tanto, Jesús? Quiero abandonarme en tu voluntad. Me gustaría acompañarte en tus horas de agonía pero ya sabes que de nuevo me quedaré dormido.