sábado, 20 de julio de 2013

Antes del atardecer

Deliciosa película. Diálogos geniales, París de fondo, romántica pero no empalagosa. Los temas tratados de una manera inteligente. La actuación de Ethan Hawke, me parece magnífica.

En casa


Puertas que se abren,
y estoy en casa.
Mi gente.
Brazos que envuelven.
Manos que acarician este rostro cansado.
Palabras que cantan, acunan y aquietan.
Miradas que esperan.
Gestos de hogar.
Risas sinceras.
Amigos que secan las lágrimas con su presencia .
Calor que funde penas de hielo,
muros de ausencia,
miedos de piedra.
Descanso,
aún no llegada.
Tú que nos unes.
Y después, al camino de nuevo,
un recuerdo vivo,
indestructible presencia,
más batallas,
heridas nuevas.
Hay otros cansancios,
hay tormentas.
No hay derrota,
porque hay puertas que se abren
y estoy en casa.

(J.M. Olaizola- SJ)

viernes, 19 de julio de 2013

Pobres chicos.

Salvando las distancias, no es del todo desagradable compartir emociones con aquellos que fueron quitados de sus cátedras por ser libres, por expresar lo que vivían y sentían, por tratar de enseñar un Evangelio alumbrado desde la luz de los signos de los tiempos, un Jesús más humano, una Iglesia con los pies en la tierra de los que sufren, de los excluidos, de los preferidos de Dios. También a mí me quitan de mi "cátedra". Experimento ahora esa mezcla de sensaciones de la que tengo que sacar toda la bilis para que lo que quede sea lo bueno de la experiencia vivida, de la libertad añorada, de la coherencia del proyecto de mi vida que sigue construyéndose. Sería muy presuntuoso de mi parte hablar de persecución de la que es mi misma familia, pero es cierto que se repiten síntomas que reconozco: gente que vigila, gente que cuenta, condena, y expulsión por subversivo, por inconveniente, por "peligroso". Pobres chicos y chicas aquellos que estos dos años me hayan escuchado, quizás sus conciencias en formación hayan quedado marcadas. Fuera la ironía, sinceramente me encantaría salir de ésta con la serenidad que busco y que me confirmará que hay que seguir caminando. Vivir reconciliados con los que han perjudicado mi vida laboral es mi reto, entenderlos en sus circunstancias vitales, y quererlos. No me lo propongo como meta, sino como camino que me ayudará a ser más feliz. Quizás mi felicidad sea el crisol que ponga de manifiesto sus verdaderas intenciones, eso puede doler, pero si también están en el camino de despertar mi alegría les ayudará a ello.
La intemperie es cierto que cuesta. Las palabras "proféticas" de aquel que ahora me persigue y me depone siguen estando presentes en mi horizonte. Pero quiero que sepa que me sigo quedando con ella y en ella a pesar de los pesares. Y ya veremos qué pasa.
Desde el dolor, desde la solidaridad con todos aquellos que son maestros y que sí que realmente han sido fastidiados en su magisterio, desde la certeza de que estos son los daños colaterales o directos de querer expresarme desde lo que voy viviendo, con todos vuestros permisos y desde el convencimiento de que puedo estar equivocándome de todas todas, desde la incertidumbre del "ahora qué", "mañana dónde", sigo apostando por ir encontrando mi sitio, buscando mi pequeña ágora, teniendo clara que en mi debilidad absoluta de este momento, Dios se sigue haciendo presente, y que no me queda otra que seguir admitiendo que me sigo sintiendo llamado a ser su testigo.
¿Alguien quiere hacerse compañero de camino?