martes, 24 de febrero de 2015

"Era una puta, lo hiciste bien."

Puta: según el diccionario de la RAE: prostituta (persona que ejerce la prostitución). 
Buscando otros significados: Persona que obra con malicia y doblez, despreciable... 
Y por último, ampliando a un significado no recogido en los diccionarios por la connotación sexista y machista que encierra pero que pertenece desafortunadamente a la semiótica de una gran parte de la población, "puta" también es un vocablo referido a las mujeres (nunca a un hombre) que vive en su vida cierta promiscuidad o que no es fiel a su pareja. 
- Refiriéndonos a la primera acepción, (no vamos a pararnos en una reflexión seria sobre el hecho de que un alto porcentaje de las mujeres que ejercen la prostitución están siendo de una manera o de otra obligadas a ello, ni en todo lo que hay en este fenómeno de explotación, vejación, discriminación hacia las mujeres), podría parecer de claridad supina el que una mujer que ejerce la prostitución, por el hecho de ejercerla, no merece ningún tipo de maltrato ni físico, ni moral, ni psicológico. Desgraciadamente y para vergüenza de todxs, no es así; esta cuestión no está tan clara todavía. 
- Con respecto a la segunda acepción, habría comentar que la palabra "puta" como persona despreciable, con malicia, también se utiliza en femenino, o sea, referido a las mujeres. Si se utiliza en masculino "puto" nos estamos refiriendo a una cosa, circusntancia, u acontecimiento molestos. Algunas veces también se utiliza en referencia a los hombres pero como adjetivo, casi nunca como sustantivo. (puto coche, puto día, puto médico...) Raramente un hombre es un "puto", así a secas.
- Con respecto a la acepción machista y sexista tan bien instaurada en el inconsciente colectivo, parece que también debería de quedar claro que por muy promiscua que fuera una mujer nadie puede violentarla ni maltratarla de la manera que sea, por muy ofendido que se sienta el presunto "cornudo". Esto está aún menos claro que el punto primero para gran parte de nuestra sociedad. Evidentemente, no hay ni que decir que esta acepción nunca es utilizada para un hombre. Suena ridículo llamar a un hombre "puto" porque sea un promiscuo, por el mismo vocablo en sí, y porque un hombre sí puede ser todo lo promiscuo que quiera.
Es indudable que los aficionados al Betis que coreaban este fin de semana que la pareja del jugador acusado de maltrato se merecía que le pegaran porque era una "puta" estaban refiriéndose o a la segunda, o a la tercera acepción. Yo me temo que a esta última. Con lo cual se abren tres debates.
1. El maltrato a la mujer con todo lo que eso conlleva de afirmación de un enorme complejo de inferioridad del hombre. Debate manido, pero en el cual faltan ingredientes, seguramente, porque no somos lo suficientemente capaces de inferir con la adecuada contundencia en la sociedad y sobre todo en las nuevas generaciones.
2. Al que quería llegar y que me parece que es paralelo al anterior o que está de fondo. El hecho igual o más machista de que una mujer sea insultada por ser promiscua, o simplemente la ligereza con que este vocablo se utiliza para vilipendiar al género femenino, utilizando precisamente esta palabra que proviene del campo de la sexualidad. El debate aquí daría para mucho (por ejemplo: ¿por qué una mujer es considerada una "puta" o una "guarra" por el hecho de que practique el sexo con asiduidad con distintas personas y para un hombre con estas características, en cambio, simplemente sean logros, batallas ganadas, experiencias que lo acreditan como conquistador, "macho alfa", etc?. Por supuesto tendríamos también el tremendo tema de que una mujer merezca ser castigada por serlo.
3. El debate en el que muy pocos entran del todo: el de la violencia en los campos de fútbol. Caldo de cultivo para sacar fuera frustraciones personales que en ese clima de peligrosa emotividad histérica se juntan a la de muchos otros, generando violencia hacia el contrario o hacia el más débil (las mujeres, los inmigrantes...) Insisto lo que he dicho otras veces, es un asunto que como sociedad tenemos pendiente y que ni siquiera los medios de comunicación más críticos o menos afines al sistema, tratan abierta y concienzudamente. Ya sabemos los dos ingredientes que se mueven en el fútbol: dinero y una forma de canalizar las energías del pueblo, de tenerlas controladitas, de distraerlo para que no se piense en otras cosas ("panem et circenses"). 
El acontecimiento de una afición entera coreando a favor de un presunto maltratador porque su pareja merecía ser castigada por ser una "puta" no es baladí sino que creo que es bastante preocupante y toma bien el pulso de nuestra sociedad. Al margen de los debates planteados, habrá que ver qué se mueve, que medidas se toman, hasta donde llega la reflexión, la asunción de responsabilidades. Seguramente habrá algún gesto simbólico para matar el momento mediático (o quizás ni eso). Porque al gigante, de nuevo, será mejor no "meneallo" pues sigue teniendo a la gente aglutinadita y aborregadita y sigue dando mucho dinero a unos pocos.

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