viernes, 6 de febrero de 2015

A los fallecidos en el Tarajal, en el primer aniversario de su muerte

A los fallecidos de la frontera del Tarajal, en el aniversario de su muerte.
Del salmo 26 (Salmo del día de hoy).

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
Aunque es de noche, tu luz no me falta. Nos hemos concentrado, unos 300 en la explanada. Los líderes nos han movilizado porque dicen que hoy puede ser un buen día para ello. Lo hemos intentado por la valla pero ha sido imposible. Un grupo de varias decenas nos hemos acercado a la costa. Hoy tenía que intentarlo. A pesar de que el mar sigue imponiéndome, hoy parece en calma de una manera extraña. Un grupo de amigos me ha animado a que me una a ellos. Son 10 meses viviendo en el bosque, esa situación de superviviencia, de alerta continua, de ataques a nuestros campamentos, de no poder avanzar ni retroceder, está mermando mis ánimos. El Señor me ha protegido todo el viaje, en Él he puesto mi confianza, no puede fallarme en estos últimos momentos. Las luces de la ciudad de Ceuta han sido durante este tiempo como el resplandor de la tierra prometida, una guía, un impulso... Nos dicen que es posible que la Guardia Civil esté al otro lado vigilando, pero son españoles, nos trataran mejor que lo han hecho los guardias marroquíés todos estos meses porque en Europa se protegen los derechos humanos. ¿A quien voy a temer Señor, si tú eres mi faro? Comienza a amanecer, adelante!
El Señor es la defensa de mi vida ¿Quien me hará temblar?
Somos un grupo numeroso, varias decenas. No sé nadar demasiado bien porque en mi país vivo muy lejos del mar. Pero temo por alguno de mis compañeros que todavía nadan peor que yo. Parece que no es mucha distancia. Hay que intentarlo. Tú eres mi fuerza, nada puede amedrentarme porque tú, Señor, vas conmigo. Hay que nadar rápido, sabemos que hay guardias a los dos lados. Es lo último que nos han dicho. Pero...
Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla...
Suenan disparos. ¿Cómo es posible? Somos 30 o 40 personas desarmadas, indefensas, dentro del agua. Siento como una especie de proyectiles pasar cerca mía, no es posible! algunos compañeros gritan, comienza el caos... se siguen escuchando detonaciones y se ve humo, como de gases lacrimógenos... siento un impacto en mi hombro... el dolor es terrible, pero hay que seguir, mi corazón no tiembla, mi corazón no tiembla.
Si me declaran la guerra me siento tranquilo.
Pero por qué la guerra? Somos gente pacífica, sólo queremos realizar el sueño de una vida mejor. En el caos creado siento que hay compañeros que gritan por su vida. Son pelotas de goma y vienen de suelo español. A pesar de lo cerca que estamos es imposible llegar. Grito socorro, el dolor en el hombro no me permite seguir nadando, voy perdiendo las fuerzas. Creo haber visto algún compañero flotar, hay barcos alrededor que empujan cuerpos hacia el lado marroquí, no sé si vivos o muertos. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro... que mi confianza no desfallezca, me trajiste hasta aquí, no puedes fallarme. Quién llamará a mi madre?
Un impacto brutal en la cabeza me hace perder el conocimiento... Se acaba la angustia.
Ahora... él me protegerá en su tienda en este día del peligro. Me esconderá en lo escondido de su morada. Me alzará sobre una roca. Y allí seré baluarte contra la injusticia, piedra de choque para los exculpados, para los gendarmes de leyes que cercenan la dignidad, el Derecho, la Vida. Ahí, tropezarán y caerán. Me convertiré en bandera que recuerde lo que no se hizo y lo que se hizo mal. Levantaré mi cabeza ante el enemigo que me cerca.
No me rechaces, Señor. Tú sigues siendo el auxilio de los olvidados. Cantaré y tocaré para ti, después de la gran tribulación.

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