martes, 26 de enero de 2016

La liberación de lo contemplativo

La liberación por parte de la policía de tres monjas de nacionalidad india de un convento de clausura en Santiago, saca a la palestra todo lo que se cuece debajo de este caso y, sobre todo, de este asunto en términos más generales. Hay que reconocer que éste es un caso extremo y por tanto no usual pero que pone de manifiesto una realidad de la que se habla poco o si se habla se hace en corrillos.
La sequía vocacional en general en toda la Iglesia y más en concreto en la vida contemplativa (quitando algún caso significativo y digno de estudio), y la presencia de conventos en lugares donde la pobreza y la exclusión hacen estragos, constituye un caldo de cultivo estupendo para que se den situaciones como la de la noticia de hoy.
Conventos que se quedan vacíos, y chicas que en sus casas son un problema porque los padres no saben cómo sacarlas adelante. Todo encaja a la perfección. Y las congregaciones religiosas, principalmente las femeninas, sus responsables, superioras y formadoras, no son capaces de ver que la necesidad se camufla (consciente e inconscientemente) en supuestas "llamadas" de lo divino a la vida religiosa.
Un paseo por lo conventos sevillanos visualiza la situación: indias, keniatas, mexicanas, etc. que conforman un coro multicolor y estéticamente bonito, pero que ocultan una realidad bastante compleja.
Chicas jóvenes con energías y fuerzas recién estrenadas con maneras diferentes de expresar y vivir la espiritualidad, que se encierran hipotéticamente de por vida, cohabitando con europeas mayores (que sólo han conocido eso) en edificios de un valor histórico y artístico incalculable. En palabras de alguien que tiene contacto con este mundo, "cuando se vayan muriendo las españolas se va a ver un numerito".
El numerito comienza con esta noticia en la que se descubre una libertad mermada por la presión de perder una identidad ganada, un sustento, aunque sea en una vida no elegida del todo. Posiblemente la historia no sea como la cuentan los medios que tienden a llenar de aditamento rimbombante cualquier noticia, y estas más. Pero sí que cuestiona y saca a relucir un tema complejo con múltiples factores. Algunos de ellos:
- Hasta qué punto es legítimo utilizar la pobreza de la gente como acicate para cubrir la ausencia de vocaciones.
- Cuánto hay, por tanto, de libertad en la decisión de entrar en los conventos de clausura. La respuesta a lo que se entiende por vocación tiene que nacer de una voluntad no condicionada por ningún factor que la merme.
- Para cuándo una revisión a fondo de lo que debe ser la vida contemplativa. Una vida contemplativa entre rejas pudre lo que de auténtico pueda haber. "Lo que oís al oído, predicadlo sobre las azoteas" (Mt 10, 27). La vida contemplativa debe ser receptaculo del ser humano en búsqueda de lo espiritual. Sus lugares deben ser espacios para ayudar a retomar el camino a lo interior, espejo de lo que somos en esencia. Lo que se oculta tras rejas, velos, clausuras, etc. aparte de convertirse en vida estancada en donde proliferan patalogías de todo tipo, deja de ser signo para la humanidad. El mundo necesita espacios que ayuden a recuperar el sentido, el silencio como parte esencial de encuentro con nuestra realidad más profunda.
- El miedo a perder el patrimonio de tantos conventos y monasterios que son auténticas obras de arte, hace que se contemplen situaciones penosas: unas cuantas pobres mujeres mayores conviviendo con otras tantas chicas venidas de tantos sitios y que no tienen ni idea de qué va la cosa, malviviendo en edificios que al final acaban ruinosos por falta de recursos. Hay que saber hacer una transición inteligente para asegurarse que esos sitios se van a conservar, despejar el camino incluso para que pudieran seguir siendo lugares donde fomentar la espiritualidad, pero, a la vez, ser capaces de soltar generosamente, de hacer el tránsito a otras formas, entregar a otros grupos humanos que sean capaces de mantener y a la vez de hacer que no se pierda el sentido originario de esos lugares. Pongo el ejemplo positivo del monasterio de Batuecas propiedad del Carmelo masculino, en la sierra de Francia, provincia de Salamanca. Me consta que se está convirtiendo en un centro de espiritualidad, que va a ser llevado por una comunidad laica, que tendrá otra forma de compromiso alejada de lo "perpetuo" que ha dejado de ser un signo de los tiempos.
Espacios Berakah, tiene entre sus pretensiones principales, entre sus horizontes, encontrar algún lugar de esta características, para unir lo que nunca debió estar separado: la espiritualidad y el compromiso compasivo que nace de ella, el encuentro con el otro "diferente" para construir desde la esencia común.
Es necesario releer de manera coherente y sincera lo que ocurre. Ser valientes para soltar, para pasar a formas diferentes de vida en común, de contemplación, de compromiso; hay que ser generosos para hacer la transición de modelos medievales a formas actuales que den respuesta a la búsqueda del ser humano de su esencia.

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