domingo, 24 de enero de 2016

De fidelidades

Después de dejar el ejercicio del sacerdocio, sólo dos compañeros fueron capaces de permanecer fieles a la amistad que teníamos a pesar de las nuevas circunstancias. Aunque el despegue y casi desaparición de mi vida de personas queridas que me habían manifestado su cariño me provocó dolor, ahora entiendo que el movimiento que supone el dejar la dimensión visible o pública del ministerio remueve muchas cosas interiores en los compañeros. Desde una mirada global, el alejarme de una realidad que me asfixiaba, el buscar una coherencia entre mi vida y lo que se cocía por dentro en el mundo de mis afectos y en el reconocimiento agradecido de lo que me conformaba, no creo que me haga meritoria con respecto a nadie. Cada uno vive la vida como puede y en todas las formas creo que se dan las luces y las sombras como parte de una sola realidad. 
Sin embargo, intuyo una agitación interior en todos aquellos que me quisieron y que parece que no pudieron permanecer. Menear dudas, frustraciones,intuiciones propias, provoca pavor. Y, mejor retirarse. Lo observo incluso en los que se encuentran conmigo casualmente. Conversaciones superficiales, poca profundidad en el interés. Algunos ni preguntan qué hago, qué me mueve, si soy feliz o no. 
El ministerio sacerdotal, te proporciona o parapeto institucional donde uno está calentito, protegido. Entiendo la complicación de cuestionarse realmente salirse de ahí, o al menos plantear otro forma diferente de sacerdocio, más humano (y si es más humana, también es más divina). Dentro de ese baluarte, da igual como se viva, lo importante es mantenerse dentro.

Como decía, pocos son los que se han mantenido cercanos. Los que han entendido que mi esencia sigue siendo la misma y la mayoría de sus manifestaciones también.

Hoy he estado con uno de ellos al que le rindo este pequeño homenaje anónimo, (sé que no le gustaría para nada que lo nombrara por aquí). 
Quiero darle las gracias por su generosidad y cariño. A pesar de maneras diferentes de entender algunas cosas quiero reconocer su entrega, su cercanía, su fidelidad, su capacidad de verme más allá del rol que ocupe... Gracias por este día con buenas vistas, buen paladar, y con la alforja llena de detalles... 

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