domingo, 19 de julio de 2015

Retazos de mística adolescente

4 de octubre de 1996

Ver en tus obras, Señor, las maravillas de tu mano. En todo. Por muy imperfecto que me parezca tengo que aprender a mirar las cosas con tus ojos, ir más allá de la pura apariencia. Observar tus prodigios incluso en lo que me parezca horrible. Tu mano está allí, Señor. Aprender a mirar con ojos de Espíritu y no con ojos de carne. Verte incluso en lo que aparezca ante mí como desagradable. Toda tu creación es maravillosa, Señor, y quiero aprender a verla así. La fealdad se diluirá en la magnificencia de tu presencia en tu obra. Quiero también verte en lo feo.


9 de octubre de 1996

"Sé de quién me he fiado". Gracias, mi Dios, porque estás en mi vida llenando mis huecos. Gracias por tu inmenso amor, porque nunca me dejaste, porque has escuchado mi plegaria confiada. Gracias por el trabajo porque te he reconocido en mi acceso a él. Quiero siempre fiarme de ti. Sigo poniendo mi vida en tus manos, entregándome por entero a ti. ¿De qué tener miedo? Me abandono como un niño en tus brazos. Haz que tenga presente en cada una de mis respiraciones que soy como un frágil vaso de cristal en manos del más cuidadoso de los seres. - Te amo, Señor. A ti toda la gloria. Creo, pero aumenta mi fe. Y así, todo será parsimonia y paz. Quiero abandonarme en la tuya, Señor. Cuida de mí y de ellos. Hazme un buen transmisor de tu amor. Te los entrego a todos y los pongo en tu corazón misericordioso. No quiero tener miedo, todo lo pongo en tu eternidad para que se diluya en tu serenidad. No quiero olvidarte, Señor. Que cada latido de mi corazón me indique que sigues conmigo; así todo será más fácil. Gracias, Señor, porque siempre me escuchas. Te amo, mi Dios. "Señor omnipotente, dichoso el hombre que confía en ti". Sal 84


20 de octubre de 1996- Casa de la misericordia- 01´40A.M.

Tu olor que impregna los poros de la capilla me recuerda la suavidad de tu amor. Quiero sentirme pequeño en tu luz y que el pudor me corte la respiración al verme profanando tu templo. Quiero contemplar mi pecado y destruir el gigante de papel que he inventado. Quiero llorar mi culpa, Señor, en tu presencia y verme como soy. Un intruso impuro en tu sagrada casa. ¿Cómo puedes vivir en mí si no te he preparado una digna morada? ¿Cómo puedes ser mi sangre si no soy humilde de corazón? Y me sigues mirando con una complicidad sin peldaños, con una mirada al mismo nivel. Soy nada y aquí estoy, con el Todo Infinito delante de mí y sin que mi corazón lata hasta reventar. ¿Cómo me atrevo a sostener tu mirada sin que el sol me deje ciego? ¡Qué suavidad la de tu aroma, Señor!.


23 de octubre de 1996

Señor, hoy quiero que seamos como otras veces esa conjunción maravillosa de tu ser y mi pequeñez. Deseo abrazarte para sentirme respirar. Quiero dejara atrás estos días en los que sólo el roce ha sido posible. No sabes, después de saborearte, lo difícil que es no sentirte. Lo sabes lo que te necesito. De nuevo, el gozo de tu Espíritu me asalta y me hace recordar que sigues, que no te has ido. Te amo, mi Dios, y quiero demostrártelo en mis hermanos. Hazme mejor, Señor, cada día. Quiero dejar atrás mi mediocridad y ser del todo Tú. Quiero que sigas salvándome de mí mismo, de mi yo con mis miedos, quiero que tu Espíritu obre tu salvación. Te necesito, mi Dios.


25 de octubre de 1996

No quiero ser yo, Jesús; que seas tú quien respire en mí. Quiero verme crucificado en ti, derramando a raudales el amor de tu Espíritu. Quiero morir continuamente a mí mismo para que vaya quedando menos de mí y más de ti, Señor. A través de mis ojos, quiero mirar con tu mirada, oh Cristo, a mis hermanos lo más pobres. Sé mis manos y mi fuerza. Sé mi aliento y mi vivir. Quiero que seas en mí, Jesús, para que no sea yo sino tú.


27 de octubre de 1996

Padre que estás en el cielo, por el Espíritu de tu Hijo puedo llamarte así. No soy yo sino él el que grita tu nombre. Abba, Padre. Como un hijo quiero estar sumiso a tu voluntad; envuélveme en tu ternura; sentirme escondido en tu protección. Quiero heredar tu Reino, que me inunde tu gracia. Amén.


5 de noviembre de 1996

Quiero encontrar ese lugar cómplice, esa burbuja insonora, silenciosa que nos acoja en su quietud. Que pare el sonido del aire y el canto de las olas de aquella playa. No quiero ni siquiera oír la brisa ni el río, pues ajenos profanarían nuestra unión. Que sólo queden el latir de nuestros corazones para que llegue el momento en que perdiendo sus propios ritmos se hagan un solo sonar. Que solamente queden nuestras miradas y mis lágrimas en su trayectoria hasta perderse en el vacío por sentirme de nuevo tu pequeño.

No hay comentarios: