miércoles, 27 de mayo de 2015

Y el cambio... ha llegado.

Tenía la intuición de que había algo muy profundo en todo aquello, como cuando tienes una certeza interna absoluta de que algo tiene ese matiz de lo auténtico, incluso, ¿por qué no? de lo "espiritual". Aquella creatividad, aquella alegría convertida en clamor pacífico en las calles... Le dio sentido y sabor a un momento duro de mi vida. Luego vinieron a decirnos que en qué había quedado todo, la ilusión, la fuerza, las ganas de cambiar la realidad injusta, ese despertar de conciencias de las adormideras del sistema... dónde quedaban, para qué habían servido y las propuestas concretas, y el cambio soñado? 4 años después comienza a manifestarse el fruto, el cambio esperado porque, las cosas que manifiestan la auténtica evolución de la Vida, van despacio.

Del blog de Cristianismo y y justicia.

Cristianisme i Justícia“Dormíamos, despertamos” era uno de los muchos lemas que desde el 15M se coreaban continuamente o se podían ver escritos en pancartas en algunas de las plazas que fueron tomadas por la ciudadanía hace 4 años. Durante este tiempo se ha dicho muchas veces que el 15M no sirvió para nada. Se tachó a sus integrantes de utópicos, se les acusó de falta de concreción en sus propuestas, de falta de organización política…, y tras el ciclo electoral del mismo 2011 en el que parecía que nada había cambiado, volvimos al viejo mundo de las mayorías absolutas, de unas instituciones que daban la espalda a la ciudadanía.
La cosa sin embargo, se iba cociendo por dentro. Y desde CJ hemos podido ser testigos de ello. Ya lo quisimos relatar durante aquellos días de mayo de 2011, haciéndonos presentes en las plazas y compartiendo el grito de indignación ante una crisis que estaba haciendo estragos y que nos imponía aquel mantra del ‘no hay alternativa’. Después quisimos dar a conocer pequeñas y grandes grietas que iban abriendo camino para dar paso a la esperanza de ese otro mundo posible que ya está en marcha. Incluso nos atrevimos a elaborar nuestra propia tesis, compartida con muchos otros: “no estamos viviendo una época de cambios sino un cambio de época” y lo dejamos por escrito en el cuaderno de Oscar Mateos y Jesús Sanz, Cambio de época. ¿Cambio de rumbo?.
La jornada electoral que vivimos ayer en el Estado español confirma de alguna manera estos pronósticos: las coordenadas que nos habían servido para entender nuestro mundo hasta ahora, han cambiado.Nuevas formaciones políticas se abren camino ante el muro del bipartidismo, nuevas formas basadas en la confluencia y el trabajo conjunto demuestran un gran rédito electoral, y la ciudadanía toma la palabra: lo certifica el aumento notable de participación en todas partes.
Con el cambio se perfilan nuevos proyectos municipales donde se habla de habitabilidad, de situar a las personas en el centro, de sostenibilidad, de poner en valor las tareas de cuidado, de tomar decisiones colectivas, de transparencia, de empoderamiento, de feminismos, de visibilización institucional…
Independientemente del resultado una cosa está clara, estamos explorando nuevas vías de democracia participativa, más cercana a la gente, y estamos diciendo no a una democracia secuestrada por los mercados. Lo que sucedió ayer pone de manifiesto que la democracia no es algo unívoco ni inmutable y que no es patrimonio de élites ni oligarquías. Se inicia pues un tiempo de gran esperanza y también de gran incertidumbre.¿Estaremos a la altura para construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria? La oportunidad de hacer las cosas bien comienza ahora. Queda inaugurado el ‘cambio de época’.

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