jueves, 18 de febrero de 2016

Artemística

Ayer conversando con mi amigo J., se puso de manifiesto aquello en lo que coinciden los expertos: el movimiento interior de la expresión artística es el mismo que el de la espiritualidad o la mística. La experiencia profunda del artista no se puede explicar, de tal manera, que si se hace se pierde parte de la esencia de esa experiencia. Una obra de arte, cuanto más se explique, más pierde su brillo natural. Al igual que la experiencia mística. Ese "no sé qué que quedaban balbuciendo" de S. Juan de la Cruz nos hace referencia a esa dimensión apofática de la vivencia profunda. Sobre ella sólo podemos balbucir, casi como niños, sobre lo que ha sido o está siendo o en todo caso decir lo que no es. Ambas experiencias (la artística y la mística) son inefables por sí mismas. Cuanto más se expliquen más nos alejan de ellas, más pierden su carácter sagrado. Ambas son pura manifestación en sí mismas, pura expresión del ser.

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