viernes, 20 de marzo de 2015

De elecciones

Tampoco interesa mucho por aquí a quien voy a votar, aunque no tengo ningún problema en dialogarlo personalmente. Por eso pido disculpas si a veces mi indignación y la visceralidad que ésta me provoca me lleva a decantarme públicamente (la visceralidad tiene poco de serenidad y por tanto, de consciencia por lo que no hay que echarle mucha cuenta).
Pero sí quiero claramente hacer algunas consideraciones
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1. Mi ilusión por el año que estamos viviendo. Hace justo 4, se experimentó en España una primavera inaudita, en la que un pueblo aparentemente dormido y amaestrado por el fútbol y el "sálvame", se ponía en pie y salía a las calles diciendo que aquellxs que en teoría eran depositarios de la soberanía de la gente expresada en las urnas, ya no nos representaban.  Muchos decían que aquello era de unos cuantos "perroflautas" y que la efervescencia pasaría como la espuma de mar. Pues bien, no ha sido así. A partir de ahí nacieron movimientos sociales de lucha por la dignidad de las personas que se han mantenido incansablemente en un activismo eficaz y contundente. De ahí han nacido nuevas fuerzas políticas que con su inexperiencia y sus fallos tratan de recoger la antorcha de de aquel movimiento ciudadano sin precedentes.

2. La responsabilidad de que el domingo vayamos a votar. No vale el "estoy harto/a de los políticos". Levantarse de ese hastío provocado por su ineficiencia, reflexionar qué grupo puede responder mejor a las necesidades sociales del momento, quién va a estar de parte de los ciudadanos, y acudir al punto electoral que nos toque, debe ser, (aparte de un privilegio que quizás mucho aun no sepamos apreciar) un imperativo ético más grande que el no saltarse un semáforo en rojo. Para que después podamos hablar con propiedad, criticar, exigir, etc.

3. El cambio indica evolución. La evolución es lo que nos hace desarrollarnos como personas y como sociedades. Los dos partidos mayoritarios y que nos han gobernado casi todo el período democrático han producido tal hartazgo en los ciudadanos que está propiciando la entrada en el juego político de otras formaciones. Tanto la corrupción de estos dos partidos (PP-Psoe), como el comprobar que quien nos gobierna no son aquellos en quienes pusimos nuestras esperanzas sino los grandes grupos de poder financiero del mundo, hacen que la sociedad quiera el cambio. Quererlo aun con la inseguridad de que no sabemos qué se les permitirá hacer, porque el "Goliat" es tan grande... (Lo estamos comprobando en Grecia). No obstante, siento que hay que perder el miedo al cambio. Atreverse a votar a estos nuevos partidos
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4. Considero que los pocos que os atreváis a leer este tostón de los míos sois gente de bien y que buscáis el bien. Por ello interpelo a la consciencia y a la conciencia. Tendremos que votar a aquellas formaciones políticas que busquen el bien. La búsqueda del bien pasa inexorablemente por la búsqueda del bien para los que lo pasan peor (parados, desahuciados, mujeres, enfermos, ancianos, inmigrantes y el largo etcétera de los que lo pasan mal en nuestro país). Consciencia habla de lucidez. Tenemos que ser lúcidos. La consciencia ilumina a la conciencia y ésta hace que actuemos en justicia, éticamente, aunque luego podamos comprobar que nos hemos equivocado. Y si nos hemos equivocado, habrá que reconocerlo e intentar cambiar las tornas la próxima vez que nos dejen. Pero repito, perder el miedo al cambio es fundamental.

En fin, ojalá que vivamos este próximo domingo con responsabilidad y con ilusión, la ilusión de que las cosas pueden ser de otra manera y no como nos dicen que tienen que ser.

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