miércoles, 1 de octubre de 2008

De fiebres

... Y la vida sigue. Avanza, ahora, sin monotonía. A pesar de que las fiebres que he tenido parezcan detener los minutos. Ufff... Describir el mundo de inconsciencia en el que te sumerges cuando las sufres es tan inverosímil que perdería el tiempo. ¿Qué parte de nosotros tocamos cuando en sus pesadillas, en sus delirios, en sus sueños, en sus sinestesias nos hundimos irremediablemente? No lo sé. Nadie me lo explicó. Salí una vez más. Y descubrí que te tengo olvidado, mi pequeño blog. Me acusan de no alimentarte y no me faltan ganas ni ideas. Pero la vida, su ritmo acelerado de estos meses, sus desatinos... Veo que soy un mal padre por eso nunca tuve hijos.
Un amigo dice que el otoño es el tiempo de quitarse los disfraces y presentar el rostro limpio de maquillajes para que el encuentro con la realidad sea menos duro. Yo no soy de transformaciones radicales pero sí sé del verano y su haz ilusorio...
Quizás se trate tan solo de descubrir también la epidermis de esta estación y su magia que nunca ha estado reñida con lo real, el compromiso y los pies en la tierra. De esto último sí que tengo que hacer un curso intensivo, aunque sea de unas horas.
... Y a seguir latiendo, mi pequeña vida.

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